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Cuando Juan Villoro quiso escribir el cuento “El anillo de cobalto” fue porque conoció de cerca la obra del ceramista mexicano Gustavo Pérez; cuando pensó en escribirlo lo hizo para afianzar esa amistad, pues al igual que Gabriel García Márquez, él también escribe para que sus amigos lo lean, así lo confío en la presentación de su cuento en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán 2017.

Este texto formó parte del libro de cuentos La casa pierde y que ahora ha publicado Pollo Blanco, la editorial independiente de Guadalajara, liderada por Carlos López.

Villoro dijo que conoció a Gustavo Pérez en la casa de Juan José Arreola, pero eran de diferentes sectas. “Yo pertenecía a ese ámbito del pin pon y Gustavo al ámbito del ajedrez”, pero recordó que luego volvieron a encontrarse cuando el pintor Arturo Rivera los convirtió en dos de los 12 apóstoles.

“A partir de ahí empezamos a tener una relación amistosa, me habló de la cerámica y esta relación prosperó hasta que un día me pidió un texto para una exposición, le dije: ‘Mira, para escribir un texto sobre cerámica yo quisiera ver cómo trabajas, dáme la oportunidad de ir a tu casa y ver durante varios días cómo es tu vida, cómo es tu trabajo’”.

El escritor, ensayista y cronista aseguró que el protagonista de ese cuento no es Gustavo Pérez, pero sí es un ceramista que quiere entender el mundo desde la materia. “Me plantee un tema que creo que es muy importante para todos los que trabajan con la tierra, no hay nada más elemental ni nada más entrañable que la tierra misma. ‘La Biblia’ dice: ‘Polvo eres y en polvo te convertirás, de ahí venimos y allá vamos’. La frase viene de Adán”.

Y esta idea de que el origen y el fin de todo está en la tierra le hizo pensar en un ceramista que de pronto estaba tratando de salvar algo muy especial a partir de su cerámica y creando una pieza que pudiera tener un significado íntimo para él.

“ Gustavo pensó que yo estaba escribiendo sobre él directamente, pero eso no podía ser ni un ensayo ni una crónica, pensé que tenía que ser un cuento”, afirmó Juan Villoro.

“Pensé: ‘No puede ser un ensayo, no puede ser una crónica, quiero realmente narrar con la subjetividad de un ceramista’ y empecé a pensar en un cuento que tenía cierto ribete macabro, tenía que ver con la muerte”, dijo.

En entrevista, Carlos López, editor de Pollo Blanco, aseguró que “El anillo de cobalto” es un gran relato narrado magistralmente por Juan Villoro y en esta edición se incorpora a una labor editorial que apuesta mucho al libro como objeto, como fetiche. “Pollo Blanco es una manera de compartir un criterio de lectura, lo que buscamos en cada libro es compartir una recomendación de lectura, por eso es que nuestra principal aspiración es construir un catálogo que hable de la importancia de hacer libros bonitos y accesibles en todos los sentidos”, dijo.

Dijo también que la editorial es un capricho compartido y, al mismo tiempo, la inquietud de formar lectores un poco más analíticos y más exigente. “Nos encanta hacerlo desde Guadalajara, con la intención de hacer una editorial seria fuera de la Ciudad de México, con la idea de ser locales, pero no localistas. Publicamos, preferente, no de manera absoluta, a autores que provengan de otras regiones y de otras lenguas”, concluyó.

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