Ander Sánchez es el culpable de que al barrio se le conozca como "El Coyote". La novela que Mac se propone reescribir lleva por título Walter y su contratiempo. La metanovela del escritor español Mac y su contratiempo, es un libro en el que reúne sus indagaciones estéticas.

El protagonista es un ventrílocuo angustiado por poseer una única voz, aquello que en literatura se llama voz propia y que, también en literatura, puede condenar al escritor a no hacer otra cosa que repetirse, y que en el caso del ventrílocuo impide el ejercicio correcto de su profesión, porque, ¿llegaría lejos imitando voces un ventrílocuo que no dispusiese más que de una única voz, la suya propia? Se convertiría ese ventrílocuo, como el escritor, en un repetidor al que la realidad se le vuelve literatura.


-Mac quiere reescribir la novela y esa novela se parece muchísimo a Una casa para siempre, una de sus primeras novelas, que es también un libro de relatos y una novela a la vez. ¿Coincidencia?

No, claro. Todo el libro es una copia de la copia de otra copia, como diría Roland Barthes. Todo viene de algún lugar, y en ese caso, el lugar es una de mis primeras novelas, y el intento de reelaborarla desde un personaje que intenta, a su vez, reelaborarla. Todo empezó como un juego. Un día, me dijo Rodrigo Fresán: "¿Por qué no pruebas a rescatar un texto antiguo y llevarlo a otra parte?". Y eso fue lo que hice. Me propuse jugar, como juego a imaginarme lo que ocurrirá en mis viajes antes de hacerlos, para luego poder vivirlo todo exactamente como lo he imaginado.


Perec está en el centro de la novela, efectivamente. Pero la historia de su libro póstumo la descubrí mientras escribía. Y eso es algo que me pasa a menudo. Que, aunque yo no lo quiera, la literatura, el relato, invade mi vida. Y es lo que le pasa a Mac, que una vez empieza la reescritura de la novela, la literatura va invadiendo su vida. Invento una organización secreta, de la que el narrador ha oído hablar porque vio una vez una película basada en algo que escribió Philip K. Dick, que se dedica a decidir la trama de su propia vida, a ajustarla a la de la novela que escribe, y eso desemboca en una discusión entre realidad y ficción que se daba en uno de los capítulos de la novela de Sánchez que Mac reescribe.


-¿Y qué me dice de la voz propia? ¿Es una condena para el escritor? ¿Qué diría de su propia voz?


La voz de mis libros viene de una decisión estilística que tomé en una primera hora de mi escritura: la de escribir ficción desde un espacio que suelen ocupar, más bien, los ensayistas y los poetas: un yo literario visible. No diría que hago autoficción, voy siempre enmascarado. Y tampoco hablaría de metaliteratura, que a fin de cuentas ya está en el Quijote. Creo que el error está en leerme como un narrador, porque la voz es la del ensayista.


Sí, podría decirse que Mac sintetiza al máximo mi poética. Deslizo la ficción hacia un sitio en el que no pido al lector que suspenda la credulidad, porque la atracción de la lectura no viene de la historia, sino del reencuentro con el autor que especula. Por eso mi obra puede ser leída como un continuo en el que se van mezclando historias y géneros: mis libros de artículos fluyen hacia mis novelas que fluyen hacia mis ensayos que fluyen hacia los cuentos.

nrv

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