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Tal como el cuerpo de Frida Kahlo fue cortado mil veces en las múltiples cirugías que le practicaron, el libro de Benjamin Lacombe y Sébastien Perez está hecho como en papel picado, no sólo para celebrar ese arte mexicano, sino para resaltar el sufrimiento que vivió la pintora mexicana y que es uno de los ejes perseguidos por los dos artistas franceses en el libro Frida, publicado por Edelvives.

“Queríamos trabajar con su cuerpo, un cuerpo que ha sido cortado mil veces por un lado para recuperarse y por otro lado para hacer su trabajo, gracias a esos cortes y recortes de su cuerpo ella empezó a trabajar su obra, quisimos hacer lo mismo, quisimos trabajar recortes, papel picado para adentrarnos en su obra, para adentrarnos en su trabajo, adentrarnos en su vida y para hacer que todo lo que ella toca también se volviera arte”, señala Benjamin Lacombe.

El diseñador y artista francés emprendió con Sébastien Perez una exploración por la obra y las vidas de Frida Kahlo, por su vida pública y su vida privada, tan conocidas por sus relaciones amorosas y sus cartas, por sus museos y su dolor.

“Me interesé en tratar de entender su pintura y de entender la sutileza de su trabajo, algo que no puedes entender a simple vista, cuando ves la primera obra de Frida, no la entiendes; empecé a leer la correspondencia que ella tenía con sus amigos, con Diego, con sus doctores, y me pude así impregnar del personaje, de entender quién era esta artista”, afirma Sébastien Perez.

El autor de los textos del libro de lujo, que está bellamente ilustrado y con portada en tela impresa con colores muy vivos, asegura que cuando leyó las cartas y escritos de la artista se dio cuenta de su sufrimiento, de cuán sensible era ella y entonces empezó a entender su universo, el universo Frida.

“Entonces yo creo que cuando conjuntas esas dos cosas es cuando logras entender realmente quién es ella, quién es Frida. Obviamente tenía la tentación de decir ‘voy a hacer una biografía sobre Frida’ o un análisis estructurado y perfecto de su trabajo, pero no es lo que queríamos, quisimos dar nuestra impresión de su vida y de su obra, más que un análisis científico y exacto de trabajo, lo que queríamos era dar nuestra impresión de nuestra Frida”, afirma Perez.

Por eso el libro solo se llama Frida, no Kahlo. “Es nuestra Frida, la Frida que conocemos”, dice Sébastien Perez y es secundado por Benjamin Lacombe, quien asegura que el punto de partida de este libro nace de la idea de decir “no queremos que esta sea una cronología de Frida, no queremos que sea una biografía... ‘nació en tal lugar e hizo tal cosa’, lo que queríamos era trabajar sobre temas que eran importantes para ella, elegimos nueve, porque el nueve es un número que ella usa mucho en sus escritos, en su trabajo, un número que está vinculado con la tradición mexicana y con la tradición Maya”, señala Lacombe.

El también creador de otro bello libro titulado Madama Butterfly, editado por Edelvives, dice que el nueve representa la renovación, el renacimiento, el principio y el final de un ciclo, entonces seleccionaron los nueve temas emblemáticos de Frida, entre ellos el amor, la muerte, la maternidad, la tierra como sustancia física, pero también la tierra que es su México, el México que a ella le tocó vivir y su fuerte relación y fuerte vínculo con ese México en el que ella vivió; y también están los animales.

“Empezamos a trabajar en estos nueve temas pero no con la idea de ser súper precisos porque no era ese el objetivo, sino lograr una exploración íntima de cómo nosotros percibíamos y sentíamos a Frida, entonces es que a través de los textos de Sébastian lo que quisimos fue hacer un reflejo de la poesía y de los sentimientos que ella evoca, espero que yo también lo haya logrado con las imágenes, que con las imágenes perciban una emoción y un sentimiento”, dice Lacombe.

Y es que los dos creadores franceses coinciden en señalar de la mejor definición del carácter de Frida es que es un libro muy emocional.

Es un libro de pensamientos. Sébastien Perez alterna sus textos poéticos con extractos de los cuadernos personales de Frida que transmiten sus más profundas emociones, mientras que Benjamin Lacombe plasmó ilustraciones que transportan al lector y al observador de esta otra obra de arte, a lo más hondo de su alma a través de una sucesión de páginas troqueladas.

Frida es una mirada íntima, introspectiva y portentosa a la personalidad de la genial artista que es uno de los principales iconos de la cultura latinoamericana del siglo XX.

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