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Madrid. —Barcelona es la capital del libro en España gracias al brío de la culta burguesía catalana en el siglo XX. Pero, en los últimos años, cada vez más sellos independientes florecen en Madrid, ciudad invitada a la FIL de Guadalajara en 2017, y que ha logrado cimentar el vigor de su mundillo literario en el ecosistema de lo pequeño.

Librerías-café, editoriales de salón, escritores de prestigio con lectores minoritarios forman la receta madrileña para crecer dentro de un sector en crisis que perdió 40% de su facturación en 2008, según la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros.

“Lo de Madrid ha sido apabullante”, explica Diego Moreno, editor de Nórdica, sello que cumple 10 años como uno de los emergentes españoles. “Es un fenómeno sociológico. Madrid está en un gran momento, porque antes sólo teníamos Santillana y, más pequeño, Siruela y poco más. Hasta hace 10 años unos cuantos jóvenes vimos que, para entrar al sector, lo mejor era crear nuestros sellos. Nos beneficiamos de la bajada de costos de producción”.

Editores en pijama desde sus oficinas comenzaron una guerra de guerrillas contra los trastlánticos de la industria. “Ahora las estadísticas muestran que la producción editorial de ambas ciudades está casi a la par. Barcelona va por delante en ventas ya que concentra grandes títulos y editoriales, pero la mayoría de independientes están en Madrid”, cuenta entusiasta Moreno.

Tras la venta de los sellos comerciales del grupo Prisa a Penguin Random House (PRH), los grandes grupos casi han desaparecido de la capital. Dentro de la crisis Prisa se desprendió en 2014 de joyas como Alfaguara, Taurus y Aguilar. Hoy en día sólo conserva la rama de libros de texto de Santillana.

Barcelona ha pasado a concentrar los grandes grupos editoriales Planeta, PRH y RBA, además de los sellos históricos como Anagrama. Sin embargo, Madrid mantiene relevancia para los colosos editoriales. Un empleado de Planeta explica que ellos poseen una importante subdelegación en Madrid “especialmente porque Planeta, sobre todo en ficción, tiene más autores viviendo en Madrid que en Barcelona. El imán de Barcelona sobre los escritores se debilita”.

Las razones son varias. Desde el reciente tirón de las independientes madrileñas, que crearon su circuito literario, a la incertidumbre introducida por el nacionalismo en Cataluña. Miguel Aguilar, editor de Debate y Taurus, puntualizaba en el último Día del libro en Barcelona (Sant Jordi) que, con la relajación del debate separatista en los últimos meses, la tensión disminuyó: “Una Cataluña independiente es una posibilidad lejana. Y si ocurriera, Barcelona retendría la capitalidad editorial. Es cierto que ha habido movimientos hostiles al uso del castellano que fueron poco habilidosos. También se produjo un legítimo apoyo institucional al catalán que ha favorecido una literatura catalana, pero también un acercamiento a temas que sólo se pueden consumir en Cataluña. Muchos autores no tan interesados por lo catalán pueden ver más incentivos en otras ciudades”.

Las editoriales madrileñas consideran la internacionalización un elemento fundamental. Por eso la participación en Guadalajara es una puerta atractiva. La Asociación de Editores de Madrid (con unos 300 sellos afiliados) ha comenzado las reuniones con el Ayuntamiento para explotar la oportunidad.

Moreno estuvo con 14 sellos madrileños en la Feria Internacional del Libro Zócalo de Ciudad de México. “La pata latinoamericana es fundamental en nuestro proyecto. Llevamos ocho años yendo a Guadalajara con nuestro distribuidor, Sexto Piso, y queremos un stand con colegas de Contexto, la asociación de editores independientes. Daremos especial presencia a nuestros libros ilustrados, y llevaremos a artistas de prestigio, como Fernando Vicente”, explica.

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