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Los dibujantes en Francia tienen más miedo de saber si los periódicos van a seguir dándoles trabajo, si van a seguir pagándoles. Ese temor es real, más que el pensar en que haya ataques contra la libertad de expresión, dice en entrevista Aurel, dibujante y caricaturista francés, quien vino a México en el marco del encuentro Trazos de Libertad.

Aurel tiene 36 años y trabaja como dibujante y caricaturista editorial de temas políticos en Le Monde, Le Canard Enchaîné (El Pato Encadenado) y Politis, semanario de izquierda.

Algunos de sus trabajos forman parte de una exposición que presenta la Biblioteca Vasconcelos hasta el 26 de octubre dentro de Trazos de Libertad, programa de las embajadas de Francia y Alemania en México, y que se realizó en el marco de la conmemoración de los Cien Años de EL UNIVERSAL.

Aurel, quien comenzó a trabajar de manera profesional en 2002, desde siempre se ha sentido apasionado por el dibujo, y desde la adolescencia se ha interesado por la política. Eran los tiempos de la segunda época del semanario Charlie Hebdo, publicación que sufrió un atentado en enero de 2015 en el que doce de sus integrantes perdieron la vida y hubo muchos heridos.

Sin embargo, aquellos hechos, que Aurel no duda en calificar de terribles —”es inverosímil e increíble responder a dibujos con armas”— son también tema de cuestionamientos por parte del dibujante pues considera que no se puede decir que representen un ataque a la libertad de prensa:

“En enero de 2015, como todo el mundo me sentí totalmente abatido, destrozado. Fue un sentimiento a tres niveles: personal porque conocía muy bien a algunos de los que murieron; el nivel profesional porque después de todo eran grandes maestros de la profesión que habían desaparecido, y tercero porque tenía que ver con mi oficio de todos los días. Pero esto fue presentado en Francia como un ataque contra la libertad de prensa, y por supuesto hubo este ataque debido a algunos de los dibujos que habían hecho, pero tampoco atacaron a cualquier dibujante en cualquier momento, fue una cuestión muy precisa, contra las caricaturas religiosas, contra las caricaturas sobre el profeta Mahoma. Me parece que hubo una sobreutilización de parte de estos acontecimientos.

—¿Por parte de quiénes?

Por parte de todos a los que les convenía. Mucho, también desde los medios de comunicación. Decir “están atacando la libertad de prensa, están atacando la libertad de expresión”... creo que no. Es un insulto con relación a lo que vemos en otros países en donde realmente tienen problemas de libertad de expresión, sería un insulto decir que hay un problema de libertad de expresión en Francia. Por supuesto que estuvo bien que todos dijeran que fue horrible, pero en algunos casos eran lágrimas de cocodrilo con respecto a la libertad de expresión y a la libertad de prensa”, señala.

Para Aurel el problema que enfrentan los dibujantes y cartonistas tiene que ver más con el futuro laboral y con el hecho de que el público no pague por los dibujos y caricaturas, reto al que se enfrentan los periódicos y todos los creadores de contenidos.

“Me levanto todos los días, y es el caso de la mayoría de los dibujantes que conozco, y no estoy pensando ‘¿cuáles son los temas de los que no voy a poder hablar?’ Sabemos que podemos hablar de prácticamente casi todos los temas. Digo casi porque, claro, está la ley que impone límites a lo que podemos decir: límites al racismo, la homofobia, el insulto, la difamación. Pero los dibujantes tienen más miedo de saber si los periódicos van a seguir dándoles trabajo, y van a seguir pagándoles. Esa es su preocupación”, afirma el dibujante.

Aunque Aurel hace 10 años que trabaja en Le Monde —”el periódico francés más importante”—, sigue sin tener un contrato. En Le Monde trabaja de manera directa con los articulistas, cada uno hace una propuesta y la comunicación es permanente; para Le Canard Enchaîné recibe un escrito e interviene haciendo un dibujo; en Politis hace realmente dibujo de actualidad, caricatura, que casi siempre se concentra en la política francesa.

Cuando se le pregunta por los temas que le interesan responde: “La cuestión es ¿realmente la política francesa es interesante en la actualidad? De hecho hoy es tan deplorable que uno no tiene ni ganas de agregarle una capa de más con la caricatura para hacerla todavía más deplorable. Estamos entrando en un periodo de elecciones presidenciales y cuando uno es apasionado de la política esto es interesante, pero cuando vemos el tipo de debate que se suscita no es muy glorioso”.

Dice que los franceses son apasionados de la política. “Una encuesta reciente muestra que tienen confianza en la política, pero al hablar de políticos individualmente no le otorgan la confianza a alguien en particular. Hay una tendencia a criticar las ideas asquerosas de algunos políticos, pero también esa especie de nulidad en todo el tablero de ajedrez político. (Los políticos) se la pasan peleando por falsos problemas; muy pocos que abordan los verdaderos problemas. No hay nada en todo eso que haga soñar. El riesgo es que los que se benefician con ello son los de extrema derecha, y eso no es algo que necesitemos ahora”.

Hace años Aurel exploró con una app la difusión de dibujos de prensa, no funcionó. “Es muy interesante todo lo que se puede desarrollar con las nuevas tecnologías para el dibujo, pero volvemos al comienzo: si los medios de comunicación están dispuestos a difundir este tipo de cosas; la televisión no quiere oír nada del dibujo de prensa; los periódicos en Internet no son muy innovadores y en Internet, de manera general, el problema es que no hay dinero. Es lo mismo, una hipocresía: los medios de comunicación sueltan lágrimas de cocodrilo, pero si quieren hacer algún ahorro lo primero que van a recortar es a los dibujantes de prensa”.

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