La noticia del fallecimiento de José Luis Cuevas ayer por la tarde generó decenas de expresiones de condolencias por parte de la comunidad cultural y política del país.

El artista Pedro Friedeberg recordó que el pintor fue su maestro en la Universidad Iberoamericana, en la que, dijo, impactó a toda una generación, “era protagonista, egoísta, pero se lo perdonábamos porque era un gran artista admirado por todo mundo”.

“México pierde un gran artista como ya no hay de esos, sólo queda Toledo, Sergio Hernández, Octavio Ocampo y yo, somos los únicos que quedamos”, comentó Friedeberg, quien propone que los restos de Cuevas sean depositados en la Rotonda de las Personas Ilustres.

La escritora Elena Poniatowska recordó a Cuevas como un genio, como lo calificara Fernando Benítez: “Era un gran genio de la pintura mexicana, sobre todo porque se enfrentó al Muralismo, a Diego Rivera y a David Alfaro Siqueiros”. Indicó que no veía al maestro últimamente, desde su segundo matrimonio, sólo una o dos veces, y que con Bertha, su primera esposa, él tenía más amigos, “salía más”.

“Fui muy cercana a él, sobre todo los primeros años, cuando era ingenioso, alegre, sabía muchísimo de cine. Muy joven era muy amigo de Carlos Fuentes, muy ingenioso, nadie sabía tanto de cine como él, hacía combates sobre cine con Fuentes y Monsiváis, sabían todo, como niños prodigios, fue un niño prodigio. Lo entrevisté varias veces, trataré de recuperar esas entrevistas”.

La galerista Lourdes Sosa evocó al maestro: “Lo conocí como artista, como amigo, como una gente verdaderamente solidaria, encantadora, lo conozco en sus diferentes facetas. México pierde a un gran creador, un artista muy completo, su trabajo plástico es maravilloso. Me apoyó siempre”.

“(José Luis Cuevas) era un símbolo para la juventud, lo retraté en muchas ocasiones. Es triste que se haya ido, pero vivió lo suficiente para dejar una obra muy sólida”, opinó la fotógrafa Paulina Lavista, quien agregó que él era hipocondriaco, que le temía a la muerte, “siempre le tuvo miedo a este momento, era maniático, no tomaba azúcar, no fumaba. Era guapo, simpático y tenía una gran conversación, un poco vanidoso, pero era parte de su personalidad, era único, y para los jóvenes era un ejemplo a seguir. Un hombre maravilloso, fue divertido y quise mucho a su mujer Bertha y a sus hijas”.

Como un emprendedor, un rebelde y un hombre que propuso cosas importantes, como la Ruptura, lo recordará Lavista, “vivió una vida plena, tuvo mujeres e hijas preciosas. De los 70 hasta los 90 fuimos muy cercanos, después la vida nos separó”.

La artista y crítica Mónica Mayer recordó la participación del pintor como columnista en Excélsior y EL UNIVERSAL , con “Cuevario”.

“Era sumamente amable, generoso y con una mente maravillosa. Era una dicha escucharlo, su participación en el medio artístico fue sorprendente, lideró a toda una generación. Les mando un gran abrazo a sus hijas”.

Pésame en las redes

. Rebelde, talentoso, polifacético, vanguardista, fueron adjetivos con los que se describió en las redes sociales la obra de Cuevas.

Su partida se volvió tendencia en Twitter , plataforma que utilizaron intelectuales, políticos y funcionarios para despedirlo:

A través de su perfil, el presidente Enrique Peña Nieto expresó su más sentido pésame a los familiares, amigos y a la comunidad cultural, además aseguró que “Cuevas será recordado siempre como sinónimo de libertad, creación y universalidad”.

Por su parte, María Cristina García, secretaria de Cultura Federal, afirmó que José Luis es “uno de nuestros máximos creadores plásticos del siglo XX”, mensaje que se sumó al del jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, quien afirmó que fue un “pilar del arte mexicano”. Y el secretario de Cultura de la capital, Eduardo Vázquez, escribió: “La rebeldía de José Luis Cuevas vivirá en su eterna obra plástica, dotada de espíritu vanguardista y lucidez estética. Hasta siempre”.

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