La artista Teresa Margolles presentó ayer su proyecto fotográfico Pistas de baile, que retrata a trabajadoras sexuales transgénero en espacios que fueron pistas de bailes de centros nocturnos en Ciudad Juárez, México.

La muestra, inaugurada en la quinta planta del centro cultural municipal CentroCentro, incluye retratos que reflejan cómo la vida nocturna en esa ciudad fronteriza fue arrasada por la violencia del narcotráfico, las decisiones de las autoridades y la especulación inmobiliaria.

La selección, curada por el fotógrafo español Alberto García-Alix, estará abierta hasta el próximo 17 de septiembre y forma parte del Festival Internacional de Fotografía y Artes Visuales PHotoEspaña 2017 (que se realizará entre hoy y el 27 de agosto).

En la presentación, Margolles explicó que la desaparición de esos centros nocturnos generó más marginación en Ciudad Juárez, donde en 2015 fue asesinada Karla, una de las transexuales con la que iniciaba este proyecto. Dijo que su intención fue “crear una memoria” de todas ellas y sus vidas a través de la fotografía y que continuará con otros trabajos relacionados. La artista estuvo acompañada de Sonia, transexual que participa en Pistas de baile y quien habló de la violencia que sufre en Juárez por su condición sexual.

En las fotografías, la artista destaca el lugar exacto donde estaba la pista de baile al mojar esa parte del suelo, mientras las transexuales posan sonrientes para contrarrestar la imagen de destrucción y soledad que les rodea.

Con nombres como La Gatta sobre el club Las Vegas, Patty sobre el club Hollywood, Andrea sobre la discoteca La Maledon, las fotos muestran a trabajadoras sexuales en estos espacios abandonados que en los últimos años han sido tema del trabajo de Margolles, quien cuestiona la especulación inmobiliaria que sufre Ciudad Juárez y de la cual, por ejemplo, habló en su exposición La Promesa, que exhibió en el Museo Universitario de Arte Conntemporáneo, MUAC.

En su sitio web, CentroCentro detalla que en la última década Margolles ha centrado su práctica artística en Ciudad Juárez, que contó con la colaboración de las trabajadoras sexuales y pudo ahondar en las complejidades y dificultades que experimentan en su día a día: exclusión, discriminación y un alto índice de muertes por crímenes de odio.

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