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Barry Domínguez exploró el mundo de Juan García Ponce en un día. Capturó la esencia del escritor en cerca de 400 imágenes que dan cuenta de su vida y obra. 19 de esas instantáneas están reunidas en una exposición en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey) para mostrar quién es ese escritor que revolucionó la literatura y la dejó huérfana.

Lo que comenzó como una propuesta de tener a uno más de los narradores que formaron parte del grupo de la Casa del Lago, se convirtió en una propuesta más amplia para dar voz a un escritor que accedió a que entraran a su espacio y lo retrataran en diversos momentos, por ejemplo en su silla de ruedas, o también a través de su máquina de escribir.

“Fueron ocho o 10 rollos los que le tomé a Juan en su casa, casi 400 fotos que le hice con el apoyo de María Luisa, su asistente. Hice las impresiones, se las llevé y cuando las vio le dije ‘¿por qué no escribes un texto?’, y escribió el texto que acompaña a la exposición. Nunca pensé que un personaje de su talla escribiera sobre las fotos que yo le había tomado, que me diera esa oportunidad de fotografiar su intimidad, sus personajes, sus hijos… sus libros. La verdad yo traté de buscar su máquina de escribir, sus líneas, su escritura. Fue algo muy bonito, de ahí que no dejé de verlo, lo iba a saludar de vez en cuando”, afirma Barry Domínguez.

Fue tal la relación que en una sesión surgieron imágenes imprescindibles como la del gato en primer plano y el escritor en segundo.

El narrador de La cabaña escribió entonces que “las fotos de Barry Domínguez hacen presente para mí una realidad puesta por separado a la que puedo mirar todos los días de una manera diferente. Trataré de explicarlo en palabras que justifiquen esta afirmación. Las fotografías han usado como tema cada uno de los elementos que forman esa realidad. Ellas tienen un valor independiente en tanto fotografías. Para Barry Domínguez ésta es su realidad y su mérito particular es la revelación de cada objeto. Para mí, es el hecho de que, al separarlos, me hacen verlos de un modo desconocido. Al contemplarlos así no sólo me gustan como fotografías, sino también porque me revelan mi propio mundo separándome de él y simultáneamente haciéndolo real no en su conjunto sino en la particularidad de cada objeto y de María Luisa, mi ayudante desde hace once años.”.

En el texto escrito a partir de la selección de 19 de las fotografías de Barry Domínguez, el autor explicaba que en las imágenes —que ahora se exhiben en la Feria en Yucatán— figuraban por ejemplo la máquina de escribir que antes de su enfermedad él mismo utilizaba y que luego fue la máquina en la que María Luisa escribía con un solo dedo, lo que él dictaba.

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