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“Tan no sabíamos que Edward Weston había sido el autor de la imagen de mi abuela, que la fotografía tiene una perforación, seguramente de cigarro, lo cual te muestra que no había ese culto ni un reconocimiento. A mí me llegó de manera indirecta, primero la de EL UNIVERSAL, a través de Antonio Saborit, que en una de sus correrías por los archivos encontró la fotografía en el periódico y me la entregó en fotocopia junto con otras imágenes de Weston”, afirma Susana Quintanilla, nieta de Ruth Quintanilla, quien fue una de la “las guapas mujeres retratadas en la sección de sociales ‘Silueta de la vida’, en EL UNIVERSAL.

A las manos de Agustín Sánchez, historiador de la caricatura en México, llegó una imagen desconocida para los estudiosos de la obra de Andrés Audiffred: un cartón que el célebre caricaturista le hizo al fotógrafo Manuel El Chato Montes de Oca, quien fuera también una de las figuras más atractivas que publicaron en el Gran Diario de México. Esa obra inédita que está en poder de la hija de El Chato, Clementina Montes de Oca, une a dos de los protagonistas que a lo largo de 100 años han pasado por EL UNIVERSAL.

María Jiménez  y su hijo Jorge Velasco han preservado  e impulsado  los tesoros que contiene el Archivo de Agustín Jiménez, el  fotógrafo mexicano que fue discípulo de Carlos Muñana, pilar del fotoperiodismo mexicano y que publicó en este diario nacional algunas de sus imágenes más emblemáticas.

Estos personajes son parte de los principales artífices del archivo fotográfico y de la caricatura que pasó por las páginas de EL UNIVERSAL y forman parte de los libros conmemorativos 100 años de fotografía en El Universal y 100 años de caricatura en El Universal, que serán presentados el sábado 25 de febrero, a las 13 horas, en el Auditorio Bernardo Quintana en el marco de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.

Como parte de las celebraciones del Centenario, ambos libros —coeditados por EL UNIVERSAL y la Dirección General de Publicaciones de la Secretaría de Cultura— serán presentados por el Licenciado Juan Francisco Ealy Ortiz, Presidente Ejecutivo y del Consejo de Administración de El Gran Diario de México; María Cristina García Cepeda, secretaría de Cultura; Juan Ramón de la Fuente, coordinador del Consejo Editorial Consultivo de EL UNIVERSAL; y Francisco Santiago G., director editorial de EL UNIVERSAL.

Luego de una revisión exhaustiva del archivo centenario de este diario, realizada por los historiadores José Antonio Rodríguez, Brenda Ledesma, Arturo Ávila Cano y Agustín Sánchez, nacieron dos libros conmemorativos de los que pasados los días han surgido bellas historias que son contadas por familiares de los protagonistas.

Susana y Grace Quintanilla, nietas de Ruth Quintanilla, quien fue retratada por Edward Weston en unas fotos que nadie sabía que él hubiera publicado en México en las páginas de EL UNIVERSAL, supieron un día que su bella abuela de origen alemán había sido capturada por Weston. La imagen la tiene Susana en su casa.

Grace Quintanilla dice que la sorpresa fue grande al ver publicada la imagen de su abuela y luego tener conciencia de que son parte de esa historia.

Agustín Sánchez cuenta la historia de otro fotógrafo que fue llevado a la caricatura por un maestro de la gráfica: Andrés Audiffred. “Un día, Clementina la hija de El Chato, me mandó un paquete de caricaturas escaneadas sobre su padre, entre ellas estaba una caricatura firmada por Audiffred. No sabemos la historia de ese cartón pero que creo que en una de esas, Audifred le hizo esta caricatura al Chato porque era muy joven”.

Agustín Sánchez dice que se trata de es una caricatura hermosa de un niño pecoso “tipo el Carlangas, el de Memín; seguramente Audifred, que ya no era tan jovencito, le cayó de gracia un fotógrafo tan simpático y además era un fotógrafo temerario que se metía hasta en las coladeras para tomar sus fotos, era de una audacia maravillosa, supongo que le caía muy simpático a Audiffred y le hizo esta caricatura”, relata Agustín Sánchez.

Pero esas dos sorpresas no son las únicas que emergieron con los libros 100 años de fotografía en El Universal y 100 años de caricatura en El Universal, resulta que también María Jiménez, hija del célebre Agustín Jiménez, un representante de la Vanguardia y gran cinefotógrafo equiparado a Gabriel Figueroa que trabajó varias películas con Juan Orol, supo que su padre había publicado varias imágenes en EL UNIVERSAL, aunque no fue un colaborador estable.

La historiadora Brenda Ledesma asegura que, contrario a lo que se pensaba, Agustín Jiménez sí publicó en EL UNIVERSAL varios conjuntos de fotografías. “Las primeras fueron por una exposición que tuvo en la Secretaría de Educación Pública; pero también aparecen sus fotografías en un reportaje con Eisenstein donde se habla de que Eisenstein influyó a los fotógrafos mexicanos y Agustín Jiménez era el representante de la Vanguardia influida por Eisenstein”.

Ledesma asegura que esas fotos están en el libro 100 años de fotografía en El Universal y son parte de esa etapa de imágenes fotográficas por las que él se caracterizó. “Se trata de fotografías de objetos, con formas geométricas, detalles de los objetos, juegos visuales que hacía con las líneas”.

Pero no sólo eso, su hija María y su nieto Jorge colaboraron con este diario prestando varios negativos y piezas originales, un autorretrato y unas reproducciones que poseen de Librado García Smarth, otro artífice de la fotografía en El Gran Diario de México.

Jorge Velasco es el principal impulsor, junto con su madre, de la obra de Agustín Jiménez, su abuelo, a quien acompañaba en sus recorridos y a quien mantiene vivo a través del cuidado y difusión de su obra.

Discreto va poniendo sobre el escritorio, en la casa que construyó su abuelo, los álbumes fotográficos, las cajas negras que resguardan decenas de negativos, las cajas blancas donde se concentran folletos, invitaciones, cartas, diplomas y fotografías de Jiménez. Allí está la célebre imagen de Eisenstein con mirada enérgica y cargando una calavera; allí están sus fotos con las que ganó varios concursos de Cementos Tolteca y decenas de imágenes de vasos, metales, pilares, tachuelas, canastas, botes y panes.

“Era una mujer de una sencillez tremenda y de una gran nitidez, no sabía llorar,no tenía sentido del humor profundo, y tuvo una gran disposición siempre porque al salir de su comunidad perdió referencias. Todo lo que le sucedía le parecía normal, nunca juzgaba porque así era el mundo. Eso la hacía una persona de muy fácil convivencia, una gran mujer, una bella mujer”, cuenta Susana Quintanilla, la historiadora que tiene entre sus proyectos contar la saga familiar.

Sea Ruth Quintanilla vista por Edward Weston y rememorada por sus nietas, o El Chato Montes de Oca visto por Audiffred, o Agustín Jiménez preservado por su hija y su nieto, tras la inmersión a los archivos de EL UNIVERSAL emergieron historias potentes que quedan en la memoria, un valor destacado por Agustín Sánchez.

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