"La India es como el cielo y el infierno: lo más maravilloso o lo más terrible del mundo", concluye la fotógrafa Graciela Iturbide tras hacer memoria de escenas, contrastes y encuentros vividos durante cinco viajes que ha realizado a ese y otros países vecinos en Asia.

Las fotografías de prostitutas, de hombres que desde niños fueron convertidos en eunucos, de otros que se operaron para transformarse en mujeres, y de luchadores, componen "Ofrenda", exposición que abre el 18 de febrero en el Seminario de Cultura Mexicana.

De la India sólo había presentado un libro y exposición junto a Sebastiao Salgado y Raghu Rai (India México. Vientos paralelos). Las de ahora son imágenes inéditas, ni siquiera las había impreso. Es un conjunto sobre luchadores y eunucos de Benares, y prostitutas de Bangladesh. Seleccionó  31 fotos, algunas de ellas abstractas; es una exposición no muy amplia pues Iturbide elige que haya pausa  entre las imágenes. Hay otra elección fundamental: privilegia la dignidad de personajes y fotografías; traza un discurso sutil, contundente y festivo en muchos casos.

"No planeo los viajes, trabajo con el encuentro, con la sorpresa y, cuando es con la gente, con su complicidad. Si no, es absurdo. Con ellas —las prostitutas— fue con la complicidad; con los eunucos también; a los luchadores  les pedí permiso y fue desde las seis de la mañana en ese ritual de ponerse arena, darse un masaje y después luchar. Llega un momento en que te tienes que volver invisible, sobre todo con los luchadores… los eunucos sí me posaron, y ellas también, a veces".

Iturbide consiguió entrar a varios de esos lugares. Algunos, admite, son un poco fuertes: "Pero me encantó porque fueron muy, muy amables". En el prostíbulo de Bangladesh, cerca de Daca, advirtió grandes contrastes: las mujeres reciben un dólar su trabajo; el lugar tiene permisos pero el alcohol está prohibido. "Como son musulmanes, es muy lindo porque todas las mujeres y niñas tienen sus velos, siempre me ha gustado hacer fotos de velos. Fui con una amiga, mi asistente, y  le preguntamos a la líder si podíamos hacer fotografías. Nos dijo que si ellas querían, sí. Y fueron muy amables, nos dieron permiso, otras decían que no; pero lo curioso es que cuando me iba todas querían fotos… Fue una experiencia muy bonita de un día, es un lugar muy grande, muchas tienen habitaciones ahí y algunas tienen cabritas".

Describe como muy difícil la situación de las mujeres, sobre todo en las clases bajas porque desde niñas les eligen el marido, deben entregar dote y algunas son asesinadas por sus parejas para quedarse con la dote: "La situación de la mujer es bastante difícil en la clase baja, entre los campesinos, etcétera. Como tienen esta cosa de que si no se portan bien pueden reencarnar en ratas, perros o... hay un sometimiento por la  religión o las creencias".

Retrató a las viudas cuya vida es todavía más dura, pero no muestra sus fotos por respeto. Lamenta que en la India familias castren muy pequeños a niños, los eunucos. Estos, con el tiempo, van a pedir limosna o se transforman en mujeres bellísimas.

Hay una marcada diferencia con el trabajo que Iturbide hizo hace años con los muxes en Oaxaca: "He reflexionado y creo que tienen costumbres diferentes porque en Juchitán los aceptan, y en India los castran. Son gentes muy humildes en la India, en Juchitán es en todas las clases sociales. En la India los castran para que puedan ir a fiestas, cantar y tener un sustento de vida".

La fotógrafa, que sigue trabajando de manera analógica, que revela sus negativos y fotos, y que no duda para decir: "si pudiera trabajar con las manos, sería feliz", expresa en la entrevista su dolor por lo que vive México: "Es deplorable la situación, no sé qué va a hacer el país con los migrantes que nos llegan. No tienen trabajo ni tierras. Trump es un monstruo corriendo a los migrantes, cuando es hijo migrantes. Y la respuesta de México no es lo fuerte que tendría que ser".

"Ofrenda" se presentará hasta el 30 de abril en el SCM, Masaryk 526.

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