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La obra Divino Pastor Góngora, una de las más exitosas de Jaime Chabaud, estrenada en 2001, volverá a la escena con una temporada en el Teatro El Galeón a partir del 12 de enero y hasta el 19 de febrero, protagonizada por José Sefami, bajo la dirección de Mauricio García Lozano.

Se trata de una tragicomedia que narra la caída de Divino Pastor Góngora, un actor de la Nueva España, quien tras haber acariciado la fama y el reconocimiento de la corte, huye perseguido por un inquisidor obsesionado con su captura, acunsándolo de compartir la vida licenciosa que en la época se adjudicaba a los actores, y de participar en los primeros círculos conspiradores de la independencia de México.

“Es una obra que habla sobre la intolerancia y es una obra enamorada de la vida, del arte, del teatro, de la libertad. Es una obra con un personaje que es perseguido, pero es también un personaje simpático, alegre, maravilloso, habitado por los siete pecados capitales; es goloso, sexoso, mentiroso, pero también posee una enorme fragilidad y una enorme nobleza, incluso una gran ingenuidad”, explicó Chabaud en entrevista.

De acuerdo con el autor, a pesar de haber sido estrenada hace casi 20 años, sigue vigente porque aborda la intolerancia contra las ideas de los otros. “Ahora vemos incluso intolerencia hacia la existencia del otro, lo hemos visto una y otra vez. Se supone que hemos evolucionado, que somos modernos, pero vemos cómo la violencia hacia la mujer y la violencia intrafamiliar persisten, que aumentan cosas infames como el suicidio infantil en este país; entre muchas otras cosas”.

Chabaud añadió que es una obra que fue escrita y estrenada en 2001 para el actor Carlos Cobos, y desde entonces se ha presentado en distintos países. “Es un texto que me ha sorprendido porque creí que era muy específico y resultó muy abierto, ha calado hondo en el alma no sólo en los actores, sino también en los espectadores”.

El escritor sostuvo que el personaje es ficticio, pero cuenta con algunos datos y situaciones que sí sucedieron en el México de 1792.

“El personaje se ve envuelto en una conspiración de la que no tenía la menor idea, al aceptar un papel en la obra México rebelado, que realmente se estrenó, es de un autor criollo que fue censurado por la Inquisición porque puso a todos de cabeza. Los criollos y los mestizos la aplaudieron a rabiar y los gachupines se asustaron brutalmente porque llevaba a escena la tortura que los conquistadores ejercieron sobre la realeza indígena mexicana”, contó el dramaturgo.

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