Pablo Picasso, Salvador Dalí, Joan Miró, Antonio Tapiés y Eduardo Chillida se citaron nuevamente con el público iraní tras largos años de ausencia en una inusitada exposición de arte español que hoy abrió sus puertas en el palacio de Niavarán, la residencia del que fuera último sha de Persia.

Una veintena de piezas de esos autores, parte de la colección del complejo histórico y cultural de Niavarán que pocas veces ha sido expuesta en público desde el triunfo de la Revolución Islámica en 1979, forman parte de una muestra que podrá verse hasta el próximo 2 de junio en suntuoso salón de baile del palacio de Reza Palehvi (1919-1980) y de su esposa Farah Diba (1938).

Tanto la exposición en sí como la velada en la que se presentaron las obras, que incluyó un concierto de guitarra española, constituyen una novedad en el mundo artístico y cultural iraní, lastrado por las reticencias de las elites religiosas y políticas en mostrar el amplio acervo cultural occidental que forma parte del patrimonio público iraní.

Precisamente, las obras de esta exposición fueron adquiridas por Diba, una apasionada del arte contemporáneo, en los años 60 y 70 del siglo pasado, junto con otras piezas que se encuentran en el Museo de Arte de Teherán de autores como Francis Bacon, Mark Rothko o el propio Picasso y que tampoco hasta tiempos recientes han sido expuestas al público.

Carlos Aragón, encargado de negocios de la Embajada de España en Teherán, valoró la existencia de esta exposición de forma positiva, que consideró fruto "del gran interés por el arte y la cultura españolas" en Irán.

"En un momento como este es importante que estas obras, que no siempre se pueden ver, puedan ser disfrutadas por el público de Teherán y que tengan acceso a lo mejor de nuestra cultura", apuntó el diplomático.

En ese sentido, Aragón indicó que uno de los objetivos de la exhibición es "dar a conocer" que en Irán existe una gran colección de arte español, algo en lo que también identificó el interés de las autoridades del país asiático.

Rahmatolah Rauf, director del complejo cultural de Niavarán, señaló precisamente su esperanza de que esta muestra "sea en realidad el comienzo de un mayor intercambio cultural entre Irán y España".

Rauf indicó que efectivamente "Irán tiene muchas obras de los grandes artistas de todo el mundo", y que una idea de las autoridades de la República Islámica es "de ahora en adelante" presentarlas en público "en museos y centros culturales de todo el país".

"Estamos felices de poder comenzar primero con arte español, porque España ha sido dueña de grandes movimientos culturales en Europa (...) Nosotros estamos interesados en el arte y respetamos mucho a los artistas españoles. De ahora en adelante este tipo de exhibiciones continuará", apuntó el director.

En Irán existe un gusto muy extendido por las artes plásticas, la pintura y la fotografía y la ciudad de Teherán está plagada de centros culturales y galerías de arte que periódicamente exhiben muestras de artistas locales o extranjeros.

Sin embargo, cada muestra requiere una autorización previa de las autoridades, que deben juzgar si cumplen o no con las exigencias, fundamentalmente religiosas, de la República Islámica.

Además, en cuanto al arte contemporáneo occidental de principios del siglo XX, y cuya principal compradora en Irán fue Diba, la reticencia a exponer las obras que existen en el país se debe también a la percepción de que la mujer del sha se dedicó a derrochar el dinero público en caprichos privados como cuadros.

Precisamente el complejo cultural de Niavarán constituye una muestra de los lujos de la vida de la familia real iraní antes de la Revolución, y allí se exhiben habitualmente los autos, ropas y vajillas que, además de numerosas obras de arte, dejaron atrás cuando huyeron del país en 1979.

sc

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