La figura del minotauro, un personaje mitológico con cuerpo de hombre y cabeza de toro, es el elemento central de la exposición del pintor y muralista Ariosto Otero que, a partir del 30 de julio, se presentará en la Galería Club del Arte, en la zona de Polanco de esta capital.

Conformada por 34 obras, entre dibujos, bocetos y pinturas, la muestra "Minotauro" representa el regreso del pintor a caballete, tras casi 16 años dedicado a realizar murales.

"Es extraño pasar del muralismo al caballete, pero sigue siendo la misma expresión y muestra de mi trabajo. Desde aquella época (1989) no expongo, han pasado 16 años. Y hoy, resulta importante exhibir esta obra porque estaba guardada y me propuse terminarla para exhibirla", dijo Otero en entrevista.

El también autor de obras como Justicia para todos o El juego de la fortuna, inició esta serie en 1989, pero debido a sus compromisos con el muralismo, la tuvo que dejar a un lado, hasta hace seis meses cuando por fin la terminó.

"El tiempo se fue yendo porque los muros siempre me están reclamando, fue un trabajo de a ratos y el compromiso era crear una serie de minotauro, porque después de regresar de España, donde estudié, hice una serie sobre toros en 1983 y apareció un minotauro, de ahí partí para hacer esta serie", expresó.

Para Otero los minotauros están llenos de significaciones sobre las conductas, las perversiones humanas como los celos, la venganza, el odio, y en ocasiones parece ser un consuelo al dolor, una especie de asidero existencial.

"El minotauro representa al hombre en muchas facetas, en sus derrotas, en su poderío, en los celos, en el amor, pasiones, deseo. A través de esta obra el espectador va encontrarse en el mensaje que expresa cada una de las obras. Cada una de las obras tiene la expresión del amor, la pasión, la vida, el deseo, la conciencia, dirigidas al reencuentro del ser humano mítico con el ser humano normal", señaló el creador.

La leyenda narra que el minotauro nace de la infidelidad de Pasífae, esposa del rey Minos con el hermoso toro blanco, regalo de Zeus. El esposo engañado encierra por celos al producto de una relación que lo lastimaba, en un laberinto en la isla de Creta, expresamente diseñado por el arquitecto Dédalo.

Nadie ve al minotauro, pero la narración asegura que se trata de una bestia con cuerpo hombre y cabeza de toro, sedienta de carne humana que pedía como alimento hombres y mujeres, hasta que fue asesinado por Teseo, hijo del rey de Atenas.

Esto tiene un sentido moral: el bueno acabó con el malo, monstruoso, producto de un engaño y por lo tanto es bestial, síntesis de muchas venganzas.

Los cuadros de Otero presentan a un minotauro humanizado, bello, relajado, de mirada tierna, incluso tímida, que cautiva a las mujeres, no las violenta, sino las protege, rodeándolas con sus fuertes brazos sin tocarlas o acaso levemente, y ellas deciden quedarse con él, por ello, los rostros de las mujeres muestran tranquilidad, paz y alegría.

La serie exhibe dibujos eróticos, con minotauros inspirados en la poesía amorosa; una es la mujer recostada como Maja, observada por el minotauro como si fuera el artista mismo, quien parece dudar acerca de acercarse o no a la dama.

Lo erótico aumenta con la pareja que parece no tocarse pero en sus rostros muestra lo contrario; esas mujeres sólo están en la mente del minotauro, como un sueño y deseo.

"No es un ser agresivo, es generoso y regala amor y vida, entregándose a la leyenda, al tiempo que se rescata al bíblico minotauro", concluyó Otero.

sc

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