La historia del fotoperiodismo en México y cómo ese oficio “se ejerce en un régimen político muy controlado”, es el tema del número 35 de la revista Luna Córnea, del Centro de la Imagen.

Es un número de colección. “El más duro” por las imágenes y contenidos, reconoce el investigador Alfonso Morales Carrillo, director de la revista que nació en 1992 y que ha narrado la historia de la fotografía en México.

Su edición 35 es la tercera entrega de una serie titulada “Viajes al Centro de la Imagen”; los dos anteriores números se dedicaron a Latinoamérica y al Consejo Mexicano de la Fotografía.

El número se detiene en un tema que es en gran medida origen y esencia del propio Centro de la Imagen: el fotoperiodismo en México en los últimos 40 años. Es el resultado de una investigación que inició en 2010 con encuentros, entrevistas y visitas a algunos acervos; desde hace casi dos años comenzaron los procesos de escritura de textos, revisión, edición y diseño.

Esta investigación representa “hacer la historia de la forma como los propios fotoperiodistas se han organizado generando proyectos editoriales o museográficos, concursos, bienales, para que su trabajo tenga mayor visibilidad y relevancia”, explica Morales.

La revista reune el trabajo de cerca de 200 autores, entre fotógrafos, artistas, editores y escritores; para la documentación se visitaron alrededor de 20 acervos de diarios, semanarios, revistas, suplementos y colecciones.

Aunque el énfasis está en los años recientes, da cuenta de momentos que marcaron hito, como la primera exposición de fotoperiodistas, en 1911, donde estuvo Casasola y a la que asistió el entonces presidente Francisco I. Madero, o una muestra en los años 40.

En un suplemento, que en esta ocasión acompaña la revista, llamado Fotonews, se compilan los antecedentes nacionales e internacionales, que dejan ver los recursos humanos, técnicos y de tiempo que se requerían para pasar de una imagen a su impresión; vienen ejemplos singulares en esa historia, como el primer semanario que publicó fotos en México: El Mundo Ilustrado, en 1894.

En Luna Córnea hay una “reivindicación del oficio periodístico” y ello, destaca Morales, tiene un valor político puesto que como lectores, como sociedad, “queremos ver esas imágenes, que se informe y se pueda ver”.

El país ha cambiado mucho en estas cuadro décadas: “La agenda fotoperiodística de los 70 era otra, lo ves en los trabajos de Pedro Valtierra y Marco Antonio Cruz; tenían que ver con documentar la desigualdad y el mundo indígena, con romper la visión monolítica del PRI. Luego está el baño de sangre. Y el fotoperiodismo, con todo y censura, da cuenta de eso, atiende el mosaico mexicano”.

Los temas. La revista contiene una serie de textos a modo de aproximaciones al fotoperiodismo nacional. Historias específicas de fotógrafos, el ejercicio diario en regiones cercadas por la violencia, como Ciudad Juárez, Sinaloa o Coahuila (un ejemplo es el trabajo de Miguel Sierra); las publicaciones, agencias y bienales entre 1976 y 2006, en una investigación de Isaura Oseguera; el caso de Expofotoperiodismo; el trabajo de Narciso Conteras en Medio Oriente; las crónicas de Elsa Medina.

Se incluye un ensayo de Astrid Villanueva en torno de la situación del periodismo en el país en los últimos años, el trabajo de la organización Article 19 y las acciones emprendidas por los medios de comunicación como protocolos de seguridad para documentar los hechos de violencia.

“Además —agrega Morales— pretendimos ver cómo enfrentar las transformaciones inminentes en el mundo de la prensa, pues hay quienes creen que va a desaparecer el periodismo en papel y hay quienes piensan que tendrá un lugar de menor privilegio ante la proliferación del periodismo ciudadano, donde la circulación instantánea hace pensar que los profesionales de la lente no tienen la misma respuesta a una agenda cada vez más acelerada”.

Morales resalta que proyectos como la Bienal de Fotoperiodismo (que tuvo seis ediciones) tuvieron eco en la academia: “Se convirtió el fotoperiodismo en materia de estudio y hubo libros y estudios notables; así se construyó una mirada más amplia para revalorar la importancia del oficio, en especial en un país como México, donde la libertad de expresión no es un valor muy respetados por el régimen político y por los intereses empresariales”.

La revista también busca reivindicar el lugar del editor y el diseñador en esa cadena del fotoperiodismo: “No puede atender sólo el disparo de la cámara sino cómo se socializan las imágenes y se convierten en objeto de lectura, cómo eso construye una percepción de la historia contemporánea. En ese sentido, los medios tienen una obligación en la defensa de esta memoria”.

Morales resalta que en el país han surgido tantas iniciativa, que existe una comunidad de fotoperiodistas con muchos y muy diversos proyectos, casi todos con escasos recursos, muchos de ellos efímeros, algunos acabados por rencillas entre el propio gremio.

Luna Córnea se presentará este sábado a las 12 horas en el Centro de la Imagen en una mesa en la que participarán los especialistas en fotografía y escritores: Marco Antonio Cruz, Alfonso Morales, Guillermo Osorno, Sergio González Rodríguez y Marcela Turati. Plaza de la Ciudadela 2, Centro.

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