La Bienal de Arte de Venecia presentó hoy los 89 pabellones de la 56 edición de este escaparate internacional que abrirá sus puertas al público el próximo 9 de mayo y que cerrará el 22 de noviembre.

Con el título "Todos los futuros del mundo", la Exposición Internacional de Arte 2015 está dirigida por el crítico de arte nigeriano Okwui Enwezor y cuenta con la participación de 89 países, entre ellos, España, Brasil, Chile, Ecuador, Cuba, Perú, Argentina, México, Venezuela o Uruguay.

Se trata de una edición que pretende provocar en el público una reflexión sobre los problemas que aquejan al mundo en un momento de la historia que no es el mismo en todas partes, en palabras del propio Enwezor.

Como es habitual, este gran escaparate internacional del arte moderno se desarrolla fundamentalmente en los complejos de El Arsenal, el antiguo astillero de la ciudad italiana, y de los Jardines venecianos.

Pero además, la Bienal cuenta con una serie de eventos paralelos que, en esta ocasión, superan las cuatro decenas.

El mundo avanza hacia muchos futuros diferentes, como distintas son las propuestas que han llevado hasta Venecia los distintos países participantes.

Es el caso de España, un pabellón que toma como punto de partida la figura de Dalí para desarrollar otros tres proyectos que son distintos entre sí, pero que comparten una misma estela daliniania, tal y como explicó el comisario, Martí Manen.

Los artistas encargados de representar a España este año son Francesc Ruiz, que lleva hasta la Bienal dos quioscos con los que invita a reflexionar sobre la "manipulación informativa" que realizan los medios y también recordar la popularidad del género del "fumetto" erótico italiano (cómics dirigidos a un público homosexual en los años 80).

También Helena Cabello & Ana Carceller que se preguntan por qué las identidades sexuales diversas no son tomadas en consideración en la Europa del siglo XXI; y Pepo Salazar, que crea un espacio cargado de capas y capas de información, saturado de contenidos, cuya intención es recrear la confusión que impera en las sociedades modernas.

El secretario de Estado de Cultura del Gobierno de España, José María Lassalle, destacó hoy de Dalí su contemporaneidad y describió el pabellón de España en la 56ª Bienal de Arte de Venecia como "una experiencia estética interesante".

"La presencia española en la Bienal gira en torno a nuestro pabellón y a un proyecto en el que tres grupos dialogan alrededor de Dalí y su contemporaneidad", dijo Lassalle a Efe.

Por su parte, la directora de Relaciones Culturales y Científicas de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Itziar Taboada, afirmó que lejos de ser un pabellón sobre Dalí, este espacio es "una reflexión artística que empieza con una serie de características de la figura de Dalí".

También desde España, concretamente desde Cataluña, el cineasta Albert Serra invita al público a reflexionar sobre el cambio cultural que están viviendo las sociedades modernas, donde las máquinas tienen cada vez mayor importancia.

Lo hace a través de su obra "Catalonia in Venice. Singularity", que está compuesta por cinco pantallas audiovisuales que desarrollan varias historias que recrean "cómo hemos llegado, cuál ha sido el recorrido en los últimos tiempos para llegar a la pérdida de la centralidad del cuerpo como medio básico de relación", comentó.

Más reivindicativa es la apuesta de Chile, que porta hasta la Bienal una obra de dos artistas, Paz Errázuriz y Lotty Rosenfeld, en la que se critica los excesos del capitalismo y se destaca la fuerza que pueden tener las protestas ciudadanas que desafían a la hegemonía del mercado.

Por su parte, México ha querido realizar un recorrido a través del significado que tienen los edificios en los que ha expuesto en las distintas bienales del siglo XXI y rendir homenaje al mismo tiempo al agua.

La exposición mexicana se llama "" y corre a cargo de los artistas Tania Candiani y Luis Felipe Ortega, quienes han construido un "sistema de drenaje" que permite portar al interior de su pabellón agua de la propia laguna veneciana, que posteriormente es devuelta al lugar al que pertenece.

Finalmente, cansado del caos y del bullicio que aporta ruido a las sociedades modernas, el uruguayo Marco Maggi ha optado por una apuesta valiente, arriesgada, y muy original.

Su pabellón está aparentemente vacío, aunque en realidad sus cuatro paredes blancas esconden pequeños recortes también blancos que conforman figuras, dibujos y entramados complejos.

Es una analogía del caos moderno y su intención es aportar tranquilidad y sosiego a un público que recibe al día una gran cantidad de información.

rqm

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