En la colección Luz Portátil hay un poco de Japón, algo de la India, retazos de Egipto, como un bazar en El Cairo, pequeñas partes de España y mucho de México. También hay escenas de la vida cotidiana, paisajes de la naturaleza, olas del mar, blanco y negro, color, vida y muerte, desnudos, erotismo, sexo y mucha belleza. Pero por encima de todo eso hay un diálogo entre dos personas. Entre un fotógrafo, unas veces joven, otras no tanto, y un escritor. El primero ha hecho 40 fotografías en forma de ensayo sobre un tema que él mismo ha elegido. El segundo ha escrito un texto —a veces un ensayo, un poema o un cuento—, sobre el mismo tema. Y ambos entablan un diálogo. Ahora fotografías y libros se muestran en una exposición que se acaba de inaugurar en el Instituto de México en Madrid, con motivo de la celebración de PHotoEspaña 2015, el XVII Festival Internacional de Fotografía y Artes Visuales que este año está dedicada a Latinoamérica.

La colección de libros se inició en  2006 y la muestra, curada por Pedro Tzontémoc y organizada por la revista Artes de México, es la misma que en 2011 se llevó a cabo en la Casa de América Latina en París (Francia), con motivo de la celebración del año de México en Francia. Pero en esta ocasión son más los fotógrafos y los escritores que exponen sus obras: 26. Todos ellos son mexicanos, menos el italiano Nicola Lorusso y el británico Dominic Simmons, y casi todos viven en México.

“La idea ha sido buscar un fotógrafo que nos muestre 40 obras sobre un tema y pedirle a un escritor que haga un texto de esa obra”, explica Margarita de Orellana, historiadora y directora de la revista Artes de México, organizadora de la muestra. “Pero siempre tratando de que entablen un diálogo. Por eso se han conocido, han trabajado juntos e incluso los dos han participado en la impresión del libro para que fuera un trabajo de equipo”, añade.

Así, Alicia Ahumada dialoga con Alberto Ruy Sánchez sobre El bosque erotizado, unas impactantes imágenes tomadas por Alicia en un bosque en Canadá,  en las que los troncos fotografiados parecen cuerpos desnudos que se abrazan. Rituales es el título de las imágenes de Cristina Kahlo de los descendientes de Fidencio, un niño curandero que vivió en los años 20 y 30 en el norte de México y al que muchos visitaron para que les sanara. Fotografías que van acompañadas por un texto de Verónica Murguía.

Gala Narezo, una fotógrafa mexicana residente en Nueva York, habla con Elena Poniatowska sobre Locales, esos pequeños comercios viejos y destartaladas que había hace algunos años en la calle Álvaro Obregón de la colonia Roma de la Ciudad de México y que han sido sustituidos por restaurantes, galerías de arte o tiendas de moda.

Ernesto Ramírez lo hace con Fabrizio Mejía sobre Naturaleza urbana, mostrando paisajes de la Ciudad de México. Cristina Kahlo fotografía un salón de belleza en el DF acompañada por un ensayo de Verónica Murguía. Francisco Kochen dialoga con Lydia Cacho con imágenes de la India que muestran personajes de la vida cotidiana y a los que Cacho inventa una breve historia. También Jorge Vértiz muestra sus imágenes de la India donde vivió algunos años y donde asistió a varias peregrinaciones mientras Alberto Blanco y Elsa Cross escriben un ensayo sobre sus fotografías que muestran paisajes en el río Ganges.

Sealtiel Alatriste pone texto a las fotografías de mujeres en el agua de Lourdes Almeida. Sandra Lorenzano escribe sobre las bellas imágenes de la fotógrafa y sexóloga mexicana Yamina del Real quien se reivindica como creadora a partir de su cuerpo y aparece desnuda junto a un pájaro en unas impactantes fotografías hechas por ella.

También se muestran fotografías de pájaros muertos de José Antonio Martínez, hombres ahogados fotografiados por Gerardo Montiel, imágenes de “enanitos”,  de Dominic Simmons, hombres tatuados de Federico Gama, cartografías de Tatiana Parcero y transexuales fotografiados por Susana Casarin en escenas de su vida cotidiana. En este último caso acompañados por un ensayo de Arnoldo Kraus en el que analiza, sin cuestionar ni juzgar, lo perturbador que puede ser vivir un cambio de sexo.

Margarita de Orellana califica el resultado del proyecto de sorprendente. “Ha sido un trabajo colectivo en el que todos hemos aprendido del fotógrafo, de sus vivencias, de cómo ha entrado en un mundo, se ha empapado de él y se ha vuelto parte de él, pero también del escritor”. Y subraya el hecho de que la exposición y los libros reflejan “la diversidad enorme de fotógrafos que hay en México, la gran creatividad que existe en nuestro país y cómo fotógrafos y escritores se han entendido y han creado un proyecto extraordinario juntos”.

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