Zapatistas frente a Palacio Nacional, fuerzas leales a Francisco I. Madero apostados en la Plaza de la Constitución, tendederos de azotea, postes y cables de luz, vendedores de judas, prostitutas, escribanos de Santo Domingo, campesinos, trabajadores, albañiles, niños, maniquíes y esculturas que toman las calles, edificaciones que se erigen en medio del Pedregal o  en el Centro Histórico; ángeles del asfalto, iglesias, mercados, tiendas; la muerte emergiendo del metro Zócalo, esperanzas, sueños, vida y muerte. Todo tiene como escenario a las calles del Distrito Federal.

“¿Cómo se retrata una ciudad?” Esa pregunta la responden los artistas de la lente reunidos en el libro Un lugar común. 50 fotógrafos y la ciudad de México, proyecto editorial que tiene como protagonista a la ciudad y es un homenaje a los fotógrafos que han dedicado su vida a capturar, en mayor o menor medida, las historias de la capital.

Maestros de la fotografía como Nacho López, Héctor García, Lola y Manuel Álvarez Bravo, los Casasola, Hugo Brehme, Héctor García, Enrique Metinides, Henri Cartier-Bresson, Robert Capa, Tina Modotti, Manuel Ramos, Guillermo Kahlo, los hermanos Mayo y Edward Weston; pero también autores contemporáneos como Francisco Mata Rosa, Pedro Valtierra, Rodrigo Moya, Ernesto Ramírez, Pía Elizondo, Yolanda Andrade, Lourdes Grobet, Graciela Iturbide, Winfield Scott y Stuart Franklin están por primera vez juntos.

El libro, que recién ha editado  la Secretaría de Cultura del Distrito Federal y A punto Editorial y que ha comenzado a circular en las librerías, retrata el siglo XX mexicano, en blanco y negro, aunque al final con algunos destellos de color.

Se trata de un volumen que incluye entre tres y cinco imágenes de artistas de la lente, mexicanos o extranjeros, que han contado las historias de la ciudad de México, entre los que hay clásicos con sus imágenes icónicas y fotografías menos conocidas.

“¿Cómo se retrata una ciudad?” Esa misma pregunta también la responde el escritor y cronista Fabrizio Mejía Madrid, quien es el autor del prólogo del libro y que en entrevista asegura que esta es una selección bastante exhaustiva de los distintos estilos que los artistas han utilizado para fotografiar a la ciudad de México.

“Desde Álvarez Bravo hasta Ernesto Ramírez dan cuenta de lo que digo en el prólogo, que estamos enamorados de lo inusual, de la anomalía visual. La ciudad de México nunca va a ser ni París ni Madrid ni Buenos Aires porque hay un grado de complejidades, de cosas heterogéneas en la misma cuadra que en nada se parece a Champs Elysée, La Gran Vía o Corrientes; tu caminas por el Eje Central y aquello es un abigarramiento de cosas yuxtapuestas, de imágenes. Todo chilango tiene una cámara en el corazón”, comenta Fabrizio Mejía Madrid.

Este libro en pasta dura, que en la portada tiene una emblemática pieza de Nacho López titulada Hombre inflando un globo, capturada en 1956 en avenida Juárez y San Juan de Letrán, es una guía de forasteros urbanos; de artistas que han querido atrapar los sueños y realidades, la crueldad y el amor, las pasiones y la nostalgia de una ciudad que se ha transformado.

Cada pequeño portafolio de los artistas abre con una breve semblanza para situarlos en su contexto en un libro contado en imágenes fijas, como la de Faustino Mayo, titulada Construcción de la Torre Latinoamericana,  de la serie Pasos en el cielo, de 1951.

Fabrizio Mejía Madrid dice que contar la ciudad con palabras es denuncia, información, ritmo; pero  las imágenes son muy significativas,  “algunas tienen hasta un aire rulfiano, las de Álvarez Bravo, las de Héctor García; ves cómo va cambiando después del terremoto la imagen de la ciudad de México para los fotógrafos, con el color se vuelve un poco más dura, más agresiva”.

El rostro defeño. Pablo Moya, editor junto con Mariela Calcagno, de Un lugar común, 50 fotógrafos y la ciudad de México, asegura que el proyecto nació de la coyuntura de que la ciudad de México fue invitada de honor a la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires; así  tuvieron la idea de hacer un libro de fotografía sobre la ciudad.

Parecía sencillo seleccionar entre 20 y 25 artistas de la lente que la hubieran retratado, pero no lo fue, la selección quedó en 50 miradas tan amplias como diversas. Fueron sumándose Abbas, Bernard Plossu, Armando Salas Portugal, Charles B. Waite, Thomas Hoepker, Marco Antonio Cruz, René Burri, Michael Calderwood, Francisco Kochen, Agustín Jiménez, José Luis Neyra, Stuart Franklin, Maya Goded, Patricia Aridjis, Josef Koudelka, Helen Levitt, Diejo Levy y Benice Kolko.

“Fue complicado hacer una selección de fotógrafos de una ciudad tan fotografiada, fotógrafos mexicanos y  extranjeros muy importantes que han pasado por la ciudad, como Capa, Cartier-Bresson, que de alguna manera iniciaron su actividad fotográfica o un estilo con la ciudad de México, la misma Tina Modotti; y como cualquier tipo de selección, lo difícil fue lo que se quedó fuera, pero había que acotar”, dice Moya.

El coordinador general del proyecto editorial que abre y cierra con un mapa aéreo en blanco y negro de la ciudad de México, donde se alcanza a ver el estadio del Cruz Azul y la Plaza de Toros México, asegura que uno de los límites marcados para seleccionar a los 50 fotógrafos fue que tuvieran una mirada muy personal.

“Más que hacer una guía fotográfica de la ciudad fue ver las diferentes miradas de los propios fotógrafos, se volvió un homenaje a esos fotógrafos que recorrieron la ciudad de México, más que la propia ciudad”, señala Moya, quien asegura que por eso hay muchas coincidencias con lugares como la Catedral Metropolitana, postes de luz, tendederos, Palacio Nacional o  la Torre Latinoamericana.

“Si buscas arquitectura, lugares y eventos, no vienen todos, es una vista básicamente del siglo XX, pero son los estilos de los fotógrafos y eso es lo interesante del libro, que es  un homenaje a los fotógrafos;  por eso acompañamos las fotos con una pequeña semblanza que los ubica en el mundo de la fotografía. Se volvió una guía muy interesante de los propios fotógrafos y de las diferentes maneras de vivir la fotografía”, concluye Pablo Moya.

Un lugar común. 50 fotógrafos y la ciudad de México fue uno de los más de 2 mil libros que la ciudad de México donó el pasado 1 de mayo a la Biblioteca Nacional de la República Argentina. “Fue como decirles: ‘Vean la ciudad con la que se metieron’”, señala Fabrizio Mejía Madrid, quien en el prólogo del libro dice: “Las fotografías que se muestran a continuación tienen el doble carácter de ser visualmente anómalas y, acaso por ello, memorables. Son imágenes de una ciudad que existió porque así lo dice la mezcla de la luz en el instante del click”.

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