Tras dominar ayer en Sotheby's, el letón Mark Rothko volvió a ser el más cotizado en la puja homóloga de Christie's hoy en Nueva York, donde se vendió su No.10 por 81,9 millones de dólares en una noche que convirtió a la casa de subastas en la primera en superar los mil millones en ventas en tres días.

El cuadro, pintado en 1958 con la estética característica de división cromática y horizontal, se quedó a un pelo del récord personal del artista (que ostenta Orange, Red, Yellow, subastado en Christie's en 2012 por casi 87 millones), pero se sumó a los 46,5 que consiguió ayer (Untitled: Yellow and Blue).

La plusmarca sí fue para la propia Christie's, que superó con más de mil 400 millones en tres días su récord de 975 millones recaudados en una semana el pasado mayo y se convirtió en la primera casa de subastas en lograr (y pulverizar) la barrera de los mil millones semanales.

Volviendo al arte en sí, también consiguió su mejor venta el británico nacido en Berlín Lucian Freud, quien llegara a ser hace unos años el artista vivo más cotizado hasta que falleció en 2011.

Curiosamente, el cuadro que entonces le dio la plusmarca por 33.6 millones de dólares, Benefits supervisor sleeping, era de la misma serie que el que hoy alcanzó los 56,16 millones, Benefits supervisor resting, cifra particularmente estratosférica teniendo en cuenta que la obra se realizó en 1994.

Esta pintura se convirtió en la segunda obra más cara de la noche, en empate técnico con La Mona Lisa coloreada de Warhol.

Y también estos, como el Rothko triunfador, fueron dos cuadros muy reconocibles de los estilos de sus artistas: el primero, un desbordante desnudo de carnes celulíticas y el segundo una reinterpretación pop de un icono tan clásico como el cuadro de Leonardo DaVinci.

Un detalle significativo de un mundo, el de las subastas, que busca cuadros que no solo sean de sus autores, sino que lo parezcan a simple vista y puedan ser reconocibles por todo el mundo. Nada de rarezas, solo rasgos inequívocos (casi marcas registradas) y tamaños, a poder ser, mayúsculos.

No es casualidad que el Rothko que lideró la subasta tuviera unas dimensiones de casi 2.40 por 1.75 metros. El Freud, 1.50 por 1.60, y el Warhol, pintado en 1963, es el más grande de todos: 3.19 por 2.08 metros.

Estos precios, en la demencial burbuja especulativa del mercado del arte, sonaron al oído de los habituales a poco dinero en comparación con los casi 180 millones que hicieron plusmarquista absoluto a Les femmes d'Alger (Version O), de Picasso, hace dos días en el mismo escenario de Christie's en el Rockefeller Plaza.

Pero si aquella "subasta del año" buscó dos estrellas compartiendo cartel, la de hoy apostó por un reparto coral que propició una pedrea de alto nivel.

Así, a los tres cuadros anteriores se sumaron los 47.7 millones conseguidos por el Retrato de Henrietta Moraes, de Francis Bacon, una obra de gran formato y sin título del estadounidense Cy Twombly alcanzó los 42,72, y The Field Next to the Other Road, de Jean-Michel Basquiat, se quedó en los 37,12.

Hubo además otros cuatro récords individuales, aunque en líneas más "modestas": Robert Ryman se superó a sí mismo al vender Bridge por 20.6 millones, al igual que Robert Rauschenberg, que alcanzó con Johanson's Painting la cifra de 18.46 millones.

Lo mismo sucedió con Sturtevant y su díptico homenaje a Warhol (que con ese atractivo de la referencia al "referenciador" por excelencia se vendió por 5.09 millones) y un Rudolf Stingel por 4.75 millones.

Hasta siete Warhol "menores", pero todos ellos por encima del millón de dólares, otras dos piezas de Rothko o la "decepción" de Jeff Koons, que alcanzó solo las estimaciones más bajas, los 10 millones de dólares, por su busto metalizado de "Louis XIV" hicieron que el cómputo global de la subasta ascendiera a los 658,53 millones.

Una cifra que se sumó a los 705.9 conseguidos el lunes y a los 45,6 millones de la sesión diurna del martes.

sc

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