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Galy Galiano canta la canción sobre un amante improvisado, misterioso, apasionado que le dio a una chica una cita en un hotel. Don Ignacio, de 87 años de edad, gira y gira, sacude los hombros y los pies. Es el Patio de los Leones del Museo Nacional de Arte y las penas de cerca de 200 personas se van bailando a ritmo de Willie Colón, Celia Cruz, Chichi Peralta, el Grupo Niche y la Orquesta Guayacán.

La tercera de cuatro sesiones de la actividad de extensión cultural titulada “Salón Munal, donde las penas se van bailando”, iniciativa de Daniel Godínez Nivón (CDMX, 1985), que se lleva a cabo en el marco de la exposición Melancolía, es un éxito, dice el artista.

Además, agrega, se ha convertido en una gran oportunidad para reflexionar sobre las distintas expresiones culturales y cómo una obra de arte es capaz de provocar discusiones acerca de los parámetros para administrar museos o para definir qué puede o no realizarse y las nociones de la cultura popular.

En el Patio continúa el baile. Jóvenes, en su mayoría; mujeres, adultos mayores, trabajadores del recinto sudan y se agitan y cantan. Muchos de ellos, asegura Godínez, volverán al Munal tras su primera experiencia en el recinto y ya han visitado la muestra.

En la cuarta sesión, a realizarse el 9 de junio a las 16:00 horas, se volará un dron sobre los participantes para realizar un video que dé testimonio acerca de “cómo los cuerpos liberaron las penas al cielo”, dice Godínez.

Y ahí están las risas, los desconocidos que se invitan a bailar la canción de Maelo Ruiz. “Te va doler, como me está doliendo ahora que me dejas”, se escucha en el lugar.

“Las canciones de salsa suelen ser trágicas, pero al bailar no piensas en el dolor o la muerte, sino en la vida, sublimas la pena”. No importa que no sepas bailar, nadie se puede resistir al cuerpo, al vínculo, a la liberación, asegura Godínez mientras se seca el sudor de la frente.

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