Los premios "Benois de la danse", considerados los Oscar de la danza, premiaron hoy el inagotable talento del ballet latinoamericano, personificado en la uruguaya María Riccetto y la argentina Ludmila Pagliero.

El jurado del galardón, en el que figuraba el argentino Julio Bocca, el mítico bailarín y actual director del Ballet Nacional de Uruguay (Sodres), decidió hablar de nuevo español en una ceremonia celebrada en el teatro Bolshoi de Moscú, la cuna del ballet.

Riccetto, primera bailarina del ballet de Sodres, fue premiada por su papel de Tatiana en la obra Oneguin; mientras Pagliero, estrella de la Ópera Nacional de París, lo fue por Other Dances.

Las dos bailarinas latinoamericanas acapararon el premio en su categoría, mientras los de mejor bailarín fueron a parar al ruso Denís Rodkin y el francés Hugo Marchand.

La uruguaya, solista del American Ballet Theatre hasta 2012, fue nominada por Bocca, quien aseguró a Efe que "Riccetto ha crecido muchísimo, no sólo en la parte técnica, sino en la artística y humana".

"Tiene los valores que necesita una primera figura de la danza", comentó el argentino, que invitó en su momento a Riccetto a sumarse a la compañía uruguaya.

Antes de que se fallara el galardón, Riccetto dijo a Efe que el solo hecho de bailar en el Bolshói, "es algo increíble, ya que se trata de la meca del ballet" y "es uno de los mejores teatros del mundo".

"Me parece mentira tener esta gran oportunidad a esta altura de mi carrera", comentó la bailarina, quien dijo que al pasear junto al Bolshói "ya se le ponen a una los pelos de punta".

A sus 37 años, la uruguaya ha tenido una larga y exitosa carrera, que alcanzó su cumbre cuando fue nombrada solista del American Ballet Theatre sólo tres años después de entrar en la compañía (1999) y cuatro después de emigrar a EU.

La uruguaya bailó en su momento con el propio Bocca, Ángel Corella o Jose Carreño, y en la película Cisne negro, con la que Natalie Portman ganó un Oscar, la uruguaya hizo la parte de baile que le correspondía a Mila Kunis, rival de la protagonista.

Riccetto, que ya había bailado en Moscú en 2010, no sólo vino a recibir el premio, sino que bailó hoy junto a su compañero, el brasileño Gustavo Carvalho, Romeo y Julieta.

La que no pudo acudir a la ceremonia fue Pagliero, que sufrió una inoportuna lesión cuando bailaba Don Quijote.

"Es una bailarina exquisita", dijo Bocca, quien destacó el talento y la disciplina de su compatriota, mientras Riccetto la describió como una persona "muy trabajadora y sumamente profesional".

"Es un honor estar nominada con ella", apuntó la uruguaya.

Pagliero, que comenzó a bailar en el Teatro Colón de Buenos Aires, se convirtió en la primera argentina en entrar a formar parte de la Ópera Nacional de París (2003), tras lo que ha bailado en el Bolshói y en el teatro Marinski de San Petersburgo, entre otros.

Se quedaron con la miel en los labios otros dos nominados por Bocca, el brasileño Carvalho por su papel como Don José en "Carmen", y el coreógrafo argentino Demis Volpi, residente en la alemana Sttutgart, por Salomé.

"Ha sido el nominado más joven de la historia de los premios", destacó Riccetto.

Mientras, Bocca dijo de su pupilo, a su cargo desde 2015, que "tiene un talento impresionante y una carrera increíble por delante".

"Es una persona atenta y que siempre está absorbiendo. Además, poco a poco va conociendo su cuerpo y lo puede controlar, lo que es muy bueno para un bailarín", apuntó.

Otra latinoamericana se llevó el galardón a toda una carrera, la brasileña Marcia Haydeé, bailarina del John Cranko de Sttutgart y después su directora durante casi veinte años (1976-95), desde 2004 dirige el Ballet de Santiago de Chile, pese a sus 80 años.

Bocca señaló a Efe que América Latina necesita una revolución cultural para que una de sus compañías de danza se sitúe entre las mejores del mundo.

"Hay muchos talentos latinoamericanos, pero no hay plan a largo plazo. Hay que cambiar la mentalidad cultural, ya que la materia prima ya la tenemos. Debemos cambiar para seguir creciendo", señaló.

El talento no es suficiente, añadió, ya que se necesita "una estructura y el apoyo del Gobierno, las empresas, la prensa y el público".

"El objetivo es que alguna vez una compañía sudamericana, sin contar el ballet nacional de Cuba que tiene muchos años de historia, pueda estar entre las diez mejores del mundo", resaltó.

nrv

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