El bailarín sabía que quería llegar a la cima en el mundo de la danza y por ello hizo todo lo posible por llegar hasta ese punto, sin importar lo que dijera la sociedad.

Para alcanzar la fama Nijinsky se volvió gay para mantener una relación con el empresario y fundador del Ballet ruso Sergei Diaghilev, quien nació el 31 de marzo de 1872, considerado el primer gran homosexual que se impuso y fue aceptado por la sociedad de la época, recordó el diario español ABC.

El empresario nunca se molestó en ocultar su inclinación sexual en la sociedad rusa de inicios del siglo XX, estaba enamorado, aunque este sentimiento no fuera correspondido pues años más tarde se encontró un diario donde Vaslav escribió que la relación que mantenía con un hombre mayor que él era tan solo una cuestión de promoción profesional.

Mientras duró el engaño  Nijinsky alcanzó la fama y se colocó en lo más alto del Ballet Ruso, llegando a otros países, incluyendo París. El bailarín se convirtió en la sensación de la danza, aunque estaba bajo el yugo de su mentor Diaghilev.

Sergei le presentaba a los músicos y artistas más importantes de la época, eran un dúo con una fuerte influencia cultural y que podía llegar hasta las esferas más altas de la cultura.

Y así era hasta que Nijinsky, tras alcanzar el estrellato, decidió cambiar a Sergei y revelar sus verdaderas preferencias sexuales para contraer matrimonio con Romola de Puñszky, quien era su mayor admiradora.

Diaghilev no soportó la situación y expulsó a Vaslav de la escena dancística rusa, su fin habría llegado y con él una locura que llevó hasta el fin de sus días.

Sergei Diaghilev mantuvo relaciones amorosas con otros hombres, incluso con el compositor Igor Stravinski. El hombre que rompió con la tradición de la danza al dejar de lado los tutús murió en Venecia en 1929.

nrv

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