La niña “Maraki”

Como parte de los festejos del Día del Niño, algunos secretarios de Estado, incluido el Presidente de la República, compartieron en sus cuentas de Twitter fotografías en su etapa infantil. Además informaron algunos datos sobre este sector de la población y dieron a conocer las diferentes actividades que se realizaban en favor de los pequeños. La secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, dio un paso más y compartió con los usuarios de esa red social una anécdota personal: “Cuando era niña, mis hermanos menores no podían pronunciar María Cristina y me decían Marakitina, luego “Maraki”. Así me gusta que me llamen”, escribió. Los funcionarios también trataron de hacer viral el hashtag #DíaDeLaNiñaYElNiño. Nos recuerdan que la Real Academia Española ha insistido en que este tipo de desdoblamientos son “artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico”. Ajá, pero qué importa cuando se oye “superrequetebien”, es más, ya a todos se nos olvidó que se trata de una incorrección que, en México, data de los tiempos foxistas y que desde entonces ha habido lingüistas como el ya fallecido Ernesto de la Peña que se pronunciaron en contra de violentar el idioma por imposiciones políticas. ¿O no?

Biblioteca Cervantina del Tec sin cabeza

Debido a diferencias internas en torno al futuro de la Biblioteca Cervantina del Tec de Monterrey, el pasado viernes el doctor Daniel Sanabria renunció a su cargo como coordinador Operativo de Patrimonio Cultural del Tecnológico de Monterrey y responsable de ese importante archivo documental. Su desacuerdo, nos cuentan, radica en que le parece “inaceptable reducirla a un punto histórico, sin servicio, trasladando sus colecciones al nuevo edificio de Biblioteca en Campus Monterrey”. Luego de 15 años de trabajo incansable a favor de la conservación y difusión del patrimonio documental que resguarda la Biblioteca Cervantina y de Patrimonio Cultural del Tec de Monterrey, el doctor en Bibliotecología y Estudios de la Información por la UNAM, puso su renuncia porque dijo “su iconicidad deviene de sus colecciones en conjunto con un patrimonio mueble e inmueble únicos”.

Récords que atraen a otras casas de subasta

Los buenos tiempos en el mercado del arte han conseguido que otros protagonistas del mercado lleguen al país. La venta en 2016 de la pintura Baile de Tehuantepec, de Diego Rivera, en poco más de 15 millones de dólares, llamó la atención de coleccionistas y otros agentes. Ese fue uno de los motivos para que la casa de subastas Phillips se animara a abrir una oficina en México, pero ahora, nos cuentan, su oficina abarcará también el mercado de América Latina. Arte de los siglos XX y XXI, diseño, fotografía y relojería son las apuestas de esta subastadora, se la juega ante el auge de nuevos coleccionistas, en especial de arte contemporáneo.

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