La serie de grafitis sexuales gigantes que durante el último mes han aparecido en ha ampliado su registro con un nuevo mural de un bebé con ojos maliciosos a punto de salir al mundo a través de una vagina.

La obra, que puede contemplarse en la céntrica plaza bruselense de Sainte-Catherine, no ha sido reivindicada, al igual que los penes gigantes, penetraciones y escenas de masturbación, también anónimas, que ya habían ocupado distintos muros de la capital belga y sede de la mayoría de instituciones de la .

"Me parece interesante que se hable de ello porque con la situación actual de terrorismo y miedo en la calle, pone un poco de animación y hace pensar en otras cosas", explicó hoy Gaela, que trabaja en un inmueble cercano.

La última pintura de la saga explícitamente anatómica se ubica exactamente en el mismo edificio donde hace unos días veía la luz un descomunal esfínter, bajo una inequívoca leyenda en la que podía leerse la palabra "ano".

"Hay mucha animación en la ciudad, mucha gente habla de estas obras. Es una sorpresa, nadie sabe quién las hace", agregó Gaela, quien reconoció que es "un poco raro que sea en el mismo edificio" pero no se atrevió a aventurar si el autor o autora de las obras pudo contar con la complicidad de algún vecino.

Algunos de los barrios en donde han aparecido los grafitis han decidido suprimirlos mientras que otros, en ejercicio de su autonomía administrativa, han optado por conservarlos.

nrv

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