La publicista en jefe de "El arte puede salvar vidas", Mónica Balanzategui,  pretende que su organización ayude a personas víctimas de la exclusión social  a mejorar mediante terapia del arte con el fin de que sanen aspectos de sus vidas y mejoren su autoconocimiento.

En la columna del portal El Mundo, Balanzategui señala que el arte contemporáneo es capaz de atender problemáticas humanas (como los recursos, las relaciones interpersonales y los derechos legales) mediante la libre expresión emocional, sesiones grupales y clase teóricas donde las personas puedan sentir un canal de comunicación antes negado por el gobierno.

"El arte puede salvar vidas" ampara a las personas que no recibieron atención adecuada y se encarga de atender sus necesidades con sesiones independientes, teniendo como fundamento principal que el acercamiento al arte es un ejercicio personal.

Manuela Ripollés, encargada digital de The Heart Ambassadors, fue paciente de la organización y cuenta que, luego de aprender que la música era un medio de transmutación para sus pensamientos autodestructivos, superó la anorexia y la bulimia.

Teniendo en cuenta que las enfermedades mentales son procesos que no pueden ser atendidos como si fueran afecciones físicas, la organización busca asociarse con instituciones que entienden que la sanación mental proviene de procesos internos y lo hacen de manera altruista y con base en la participación de voluntarios amantes del arte.

sc

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