El 19 de febrero, Tania Puente, ex empleada del Museo de Arte Moderno, adscrita al departamento de Registro y Control de Colecciones, informó a su jefa directa, María del Carmen Canales, y a la directora del recinto, Sylvia Navarrete, que había sido agredida sexualmente en las instalaciones por parte de un empleado del área de Movimiento de Obra.

Un día antes, la tarde del 18 de febrero pasado, Puente entró a una bodega para sacar unos cuadros cuando su presunto agresor la jaló hacia él, la abrazó y tocó su seno derecho de “manera lasciva”.

Ese día, cuenta en entrevista, se paralizó, por eso acudió al día siguiente para hablar con las autoridades del museo. “En ese momento sí atendieron lo que les estaba diciendo, sí se mostraron receptivas, pero el problema vino cuando se tenía que dar el momento de actuar, empezaron a darme largas”, cuenta.

Puente, editora ejecutiva de TRAMA Magazine y ex empleada del museo en el que laboró desde mayo de 2013, solicitó a Navarrete que se levantara una acta administrativa en contra del supuesto agresor y la cambiaran de área. Navarrete accedió.

De acuerdo con Puente, Navarrete revisó el video del área y organizó una reunión con el área de Colecciones. “Me pidieron que estuviera presente, pero no fui, no era concebible que me hicieran estar en el mismo cuarto con él. Mis compañeras me dijeron que la directora le pidió al personal masculino que fuera más respetuoso con las mujeres. A mí me citó en su oficina para decirme que ya había visto el video y que corroboró que había un comportamiento anómalo, pero que ya había hablado con el personal. Le insistí en que hiciéramos el acta, aceptó pero la noté molesta”, dice.

Puente no fue cambiada de área, tampoco el hombre al que acusó. El día 27 de febrero, cuatro días después de no recibir más notificaciones del caso, la directora le informó que por cuestiones presupuestales no se le renovaría su contrato por otro año.

Paralelamente, el 27 de febrero Puente acudió a la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas para levantar su denuncia por agresión sexual. “No me han dado avances de la investigación, lo último que sucedió es que tuve un citatorio en mayo en Servicios Periciales. Me hicieron una evaluación psicológica y quedaron en contactarme”.

En marzo realizó una declaración en el museo para levantar el acta administrativa. “En una segunda visita para ratificar había modificaciones como la fecha de lo ocurrido y por recomendación de mi abogado no la firmé”, explica.

En un boletín, el INBA informa que recibió la denuncia de Puente y que desde entonces la actuación por parte del museo “fue apegada a la norma jurídica y laboral. La función de apoyar y asesorar a Tania Puente en su denuncia y solicitar una investigación al respecto se realizó de manera oportuna”. Y precisa que “como resultado de un ajuste de personal, el museo tuvo que prescindir de los servicios de 30% de su personal, dentro del cual se encontraba Puente, circunstancia que no tiene relación alguna con los hechos”. Según Puente, su agresor no fue parte del recorte.

La denuncia se conoció a partir de una carta de Puente publicada en TRAMA, dirigida a la artista Lorena Wolffer, quien ha indagado con su obra en temas como la violencia de género y quien desde el sábado presenta Lorena Wolffer / Expuestas: registros públicos, en ese museo. Se trata de una serie de intervenciones en las que el arte se combina con activismo para dar visibilidad a la violencia contra las mujeres, como se describió el Conaculta.

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