Por Redacción

El escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano, una de las plumas más destacadas de la literatura latinoamericana, murió ayer a los 74 años de edad en un hospital de Montevideo, su ciudad natal, en donde se encontraba internado en estado grave desde la semana pasada a causa del cáncer de pulmón contra el que luchó durante los últimos meses.

Los restos de Galeano, a quien le gustaba definirse como un escritor que quería contribuir al rescate de “la memoria secuestrada” de América Latina, “tierra despreciada y entrañable”, serán velados en el palacio legislativo, sede del Congreso en Montevideo.

La carrera de Eduardo Germán María Hughes Galeano, quien se dio a conocer internacionalmente como Eduardo Galeano, apellido materno que se convirtió en un sello de identidad, inició en el periodismo que ejerció sobre todo en Uruguay y en Argentina, además de colaborar con diversos diarios en otros países latinoamericanos y en España.

En la década de 1960 integró el equipo del desaparecido semanario Marcha, que dirigió el escritor y periodista Carlos Quijano y que fue un centro generador de poetas, escritores y periodistas, hasta que fue clausurado por la última dictadura uruguaya (1973-1985).

Una década después, en 1971, publicó el ensayo Las venas abiertas de América Latina, una de sus obras más reconocidas y admiradas, en la que retrató la explotación a la que fueron sometidos los países latinoamericanos desde la llegada de los españoles, a fines del siglo XVI, hasta los años 60; con esta obra obtuvo un gran reconocimiento internacional, se convirtió en un clásico de la literatura latinoamericana y se le identificó con las ideologías revolucionarias y de izquierda porque se consideró que sacó a la luz la realidad social del continente y denunció los abusos del imperialismo.

En ese libro, Galeano afirmó que la pampa chilena del salitre, la selva amazónica del caucho, el nordeste azucarero de Brasil y ciertos pueblos petroleros del lago de Maracaibo “tienen dolorosas razones para creer en la mortalidad de las fortunas que la naturaleza otorga y el imperialismo usurpa”.

Sin embargo, fue una obra de la que renegaría hacia el final de sus días. El año pasado, de acuerdo con el periódico español El País, Galeano confesó que no leería nuevamente su libro más exitoso:

“No sería capaz de leerlo de nuevo. Caería desmayado. Para mí, esa prosa de la izquierda tradicional es aburridísima. Mi físico no aguantaría. Sería ingresado al hospital”, dijo el autor de entonces 73 años en una rueda de prensa recogida por Agencia Brasil y el blog Socialista Morena, durante una visita a Brasil. Las venas abiertas... tuvo una importante lectura política, por ejemplo, en 2009 el fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, interrumpió la Cumbre de las Américas para entregarle a Barack Obama, un ejemplar dedicado.

“En todo el mundo, experiencias de partidos políticos de izquierda en el poder a veces fueron correctas, a veces no, y en muchas ocasiones fueron demolidas porque estaban correctas, lo que dio margen a golpes de Estado, dictaduras militares y periodos prolongados de terror, con sacrificios y crímenes horrorosos cometidos en nombre de la paz social y del progreso. En otras ocasiones, la izquierda ha cometido errores muy graves”, declaró.

“La única manera para que la historia no se repita es manteniéndola viva”, escribió el periodista, que estuvo exiliado en Argentina y España durante la dictadura militar de derecha que gobernó Uruguay entre 1973 y 1985. Desde que regresó a Uruguay, tras la reapertura democrática, si no estaba viajando se lo podía ver por las calles o en una cafetería ordenando sus ideas o participando en una conversación.

El escritor dejó preparado un inédito que quería se publicara tras su muerte; Siglo XXI lo editará, probablemente para mayo aparecerá en España, México y Argentina. Para este jueves estaba prevista la presentación en España de Mujeres, libro-antología sobre personajes como Juana de Arco, Rosa Luxemburgo, Rigoberta Menchú, Marilyn Monroe y Teresa de Ávila.

Galeano, que fue también mensajero, peón en una fábrica de insecticidas, cobrador, taquígrafo, cajero de banco, diagramador, editor y peregrino por los caminos de América, publicó Memorias del Fuego, Días y noches de amor y de guerra, El libro de los abrazos, Los hijos de los días, El fútbol a sol y sombra y Su majestad el fútbol, estos últimos fiel a su pasión por el balompié y por el club Nacional de Montevideo. Agencias

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