Científicos en Estados Unidos han descubierto dos proteínas en células cancerígenas cuya supresión y tratamiento con quimioterapia podría curar varios tipos de cáncer, según revela un estudio que publica hoy la revista Nature.

La investigación, desarrollada por el Centro Médico del Hospital Infantil de Cincinnati (Ohio), ha logrado eliminar un tipo de leucemia humana en ratones gracias a esta nueva terapia, que combina el bloqueo de las proteínas señalizadoras c-Fos y Dusp1 y la quimioterapia, destacan sus responsables.

Los expertos señalan que esta técnica permitirá hacer frente a la leucemia mieloide aguda (AML, en inglés), a algunos tipos de cáncer de pulmón y de mama y a la leucemia mieloide crónica (CML), entre otros.

"Creemos que en los próximos cinco años nuestros datos cambiarán la forma en que la gente aborda el desarrollo del cáncer y la terapia dirigida", explicó el experto al frente de esta investigación, Mohammad Azam.

"Este estudio identifica un posible talón de aquiles en los cánceres provocados por las proteínas quinasas, que queremos que sea una curación, no solo un tratamiento", afirma.

Ese punto débil, apunta, se localiza en un nódulo señalizador que actúa como una vía de paso común en células y que, al parecer, contribuye a generar células cancerosas tanto en la leucemia como en los tumores sólidos.

Este nódulo se forma a partir de las proteínas c-Fos y Dusp1, identificadas por los expertos a través de un análisis de expresión de genes global de células de leucemia de ratones y de células de CML donadas por pacientes.

La leucemia mieloide crónica, recuerdan, es un tipo de cáncer de la sangre provocado por la encima tirosina quinasa, que, a su vez, se forma por la unión de los genes BCR y ABL.

El análisis de células humanas con CML reveló la existencia de "niveles extremadamente altos" de c-Fos y Dusp1 en "células BCR-ABL positivas resistentes a la quimioterapia".

La mayoría de los tratamientos con quimioterapia, dicen, funcionan bloqueando las vías de acceso molecular afectadas por una expresión de genes.

En el caso de la CML, el fármaco Imatinib suprime la tirosina quinasa y logra frenar el cáncer, si bien su beneficio terapéutico es solo temporal y la leucemia regresa tras el fin del tratamiento.

Para superar este problema, Azam y su grupo de expertos demostraron a través de sus modelos de CML que la acción sobre la tirosina y sobre otros factores de crecimiento que favorecen la expansión celular aumentaron significativamente los niveles de c-Fos y Dusp1 en la células cancerosas.

Al trabajar juntas, estas moléculas permiten la supervivencia de las células madre del cáncer y mantienen a la enfermedad en estado residual.

En consecuencia, las células durmientes permanecen inactivas, pero listas para reactivar el cáncer al sufrir mutaciones genéticas adicionales después de un tratamiento de quimioterapia inicialmente eficaz.

Según Azam, las proteínas Dusp1 y c-Fos permiten la supervivencia de las células madre cancerosas al elevar el umbral tóxico necesario para acabar con ellas, lo que implica que la terapia convencional con Imatinib no elimina las células madre cancerosas residuales.

Los profesionales, dice, no pueden incrementar la dosis de este fármaco porque, realmente, no actúa sobre las dos proteínas responsables de regular el citado umbral tóxico.

En sus experimentos con ratones, Azam y su equipo probaron diferentes tratamientos en los que recurrieron, primero, al uso exclusivo del inhibidor de tirosina Imatinib y, después, al de un inhibidor de c-Fos y Dusp1.

En última instancia, combinaron las dos terapias y al cabo de un mes de tratamiento con Imatinib e inhibidores de c-Fos y Dusp1 eliminaron el CML en el 90 % de los ratones, que tampoco presentaban rastros de células cancerosas residuales.

jpe

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