Actualmente, circulan en el mundo mil millones de automóviles y existe una capacidad instalada para fabricar más de 100 millones de automóviles al año. Si siguiéramos la tendencia de ventas de los países desarrollados de 50 automóviles nuevos por cada mil habitantes —considerando una población mundial de 7 mil millones de personas— se tendrían que fabricar 350 millones de vehículos al año, es decir, 3.5 veces la producción actual.

Esto parece insostenible en lo económico, social y ecológico, si tomamos en cuenta solamente el consumo de combustibles fósiles, que, en el caso del petróleo, hemos alcanzado el pico global de consumo per cápita, de acuerdo con Jeremy Riffkin en su libro La Tercera Revolución Industrial.

En cuanto a la infraestructura urbana, esta es insuficiente. Respecto a la inversión en un automóvil para cada miembro de la familia, resulta ser poco rentable pues el automóvil consume una gran parte del ingreso.

Por ejemplo, una persona que usa su auto para trasladarse por la mañana al trabajo y de regreso a casa en la tarde pasa en su vehículo dos horas en promedio, es decir, una utilización de la capacidad en el automóvil menor al 10% y, como consecuencia, una baja rentabilidad sobre su inversión. Otro ejemplo: en Estados Unidos se ha llegado al punto en donde existe un vehículo por cada dos personas, situación insostenible para el resto del planeta.

Con la evolución de los esquemas de movilidad, dada la oferta de empresas como Uber, es posible potencializar la utilización del automóvil y, por ende, lograr un mayor rendimiento de la inversión, es decir, de una utilización inicial del 10% (2.4 horas de 24) pasaríamos al 50% de la utilización del vehículo, pues existen choferes que utilizan su automóvil 12 horas de 24. Por lo tanto, la rentabilidad de la inversión y el uso intensivo del automóvil nos lleva a una mayor productividad del parque automotriz de las grandes ciudades.

El uso de tecnologías como el algoritmo desarrollado para la operación de Uber y el desarrollo de vehículos autónomos, nos están llevando a una revolución de la movilidad. Se estima que en países desarrollados el volumen de automóviles de uso individual tienda a la baja, mientras que los vehículos familiares, SUV´S y de campo como Pick Up crecerán. En ese sentido, GM y Ford tienen ventaja por el liderazgo en producción de vehículos de este segmento.

Hacia 2025, tecnológicamente estaremos llegando a un punto en el que la inversión familiar en equipo de transporte baje, los vehículos autónomos eviten accidentes y se reduzca de manera importante la emisión de contaminantes al ambiente.

En este sentido, vemos a los grandes fabricantes, como Volkswagen, presentar su plan estratégico hacia 2025, en donde los cambios tecnológicos representan la principal transformación de sus negocios, centrados en el desarrollo e inversión en baterías eléctricas, digitalización y conducción autónoma. El grupo alemán espera lanzar más de 30 modelos de vehículos eléctricos en los próximos diez años, con ventas estimadas de entre 2 y 3 millones de unidades.

De tal modo que, en general, los grandes fabricantes están monitoreando la proliferación de nuevos desarrollos tecnológicos y esquemas de movilidad “uberizados” que pueden representar áreas de oportunidad para esta industria.

¿Será este el modelo a seguir?

El autor es profesor decano del área académica de Dirección de Operaciones de IPADE
Business School.

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