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Cuando el presidente y director ejecutivo del Grupo Volkswagen de América, Michael Horn, testificó ante el Congreso de Estados Unidos, resumió en una frase el sentimiento de muchos: “No pensé que algo así fuera posible en Volkswagen”.

El directivo se presentó el 8 de octubre ante el Comité de Energía y Comercio en Estados Unidos para exponer lo que hasta entonces se sabía sobre el uso de un software para reducir las emisiones de gases contaminantes en 482 mil autos con motores a diesel en el mercado de ese país.

Tres semanas antes, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) anunció que Volkswagen (VW) estaba incurriendo en una violación al Acta de Aire Limpio en Estados Unidos debido a que varios vehículos de las marcas VW y Audi tenían un software que ayudaba a eludir los estándares de la EPA para ciertos contaminantes.

El software detecta cuando el auto es sometido a una verificación y activa un ciclo del motor que reduce las emisiones de óxido de nitrógeno. Después, el mismo sistema desactiva ese ciclo cuando reconoce que el vehículo es usado en condiciones normales. La firma colocó este software en 11 millones de vehículos en todo el mundo.

Los automóviles afectados son los que tienen el motor a diesel EA 189, el cual se encuentra en vehículos de Volkswagen, Audi, Seat y Skoda.

“Lamento profundamente haber roto la confianza de nuestros clientes y del público en general. Vamos a cooperar ampliamente con los organismos responsables para que se establezcan todos los hechos de este caso”, dijo en aquel entonces Martin Winterkorn, presidente del Grupo Volkswagen, quien días después renunció.

La semana pasada, la acción de VW se cotizó en 135.05 euros, lo que representa su precio más alto desde el 18 de septiembre de este año, cuando se hizo pública la manipulación de pruebas de emisiones. En lo que va del año, el título reporta un desplome de 27%, lo que revela que aún no revierte el terreno perdido luego del escándalo.

Escándalo mundial. La colocación del software en 11 millones de vehículos abrió investigaciones contra la firma en sus principales mercados.

En Estados Unidos, el Departamento de Justicia abrió una investigación para determinar si hubo una conducta penal.

En Europa, la Fiscalía de Braunschweig, Alemania, acusó a VW de fraude y la propia Audi demandó a su casa matriz Grupo Volkswagen ante la Fiscalía de Ingolstadt por la colocación del software en sus unidades.

Y en China, a pesar de que sólo mil 950 vehículos comercializados en ese país contienen ese sistema, la Fundación para la Conservación de la Biodiversidad y el Desarrollo Ecológico demandó a VW por atentar contra el medio ambiente.

Credit Suisse estima que a la compañía le costará 87 mil millones de dólares arreglar el problema, incluyendo multas y demandas.

México no se salva. En México, la Secretaría de Economía informó que VW vendió 39 mil 800 vehículos de 2009 a la fecha con motores a diesel que tienen dicho software. El titular de la dependencia, Ildefonso Guajardo, detalló que esas unidades representan 7% de las ventas de VW en el país.

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales informó que revisaría los 11 tipos de motores a diesel de VW disponibles en el mercado para corroborar si cuentan con ese sistema.

La dependencia también aseguró que revisaría los certificados de emisiones contaminantes que presentó VW desde 2009 para ver si cumplen con los estándares que marcan las normas.

Pero el mayor problema para VW en México no es el número de autos con ese software, sino la producción de vehículos que se exportan a Estados Unidos desde la planta de Puebla.

Tan sólo de enero a agosto de 2015, el volumen de autos que la armadora exportó hacia Estados Unidos desde Puebla con motores a diesel fue de 47 mil unidades, que equivale a 11% de la producción total de la empresa en México, dice la Secretaría de Economía. VW representa 17% del PIB de Puebla y uno de cada cuatro empleos creados en el estado depende de la firma alemana.

La solución. El 28 de octubre, el nuevo presidente del Consejo Ejecutivo del Grupo Volkswagen, Matthias Müller, anunció cinco pasos para resolver lo más pronto posible la crisis desatada por la colocación del software.

El primero consiste en apoyar a los clientes afectados; el segundo es completar lo más pronto posible la investigación del caso; el tercero es renovar la estructura de Volkswagen; el cuarto es realinear la cultura de la compañía y el quinto es transformar la estrategia del grupo hacia 2025.

El camino para VW aún es incierto, pero más allá de los daños económicos y la reestructura organizacional, su gran desafío es recuperar el prestigio, su activo más valioso y que aún está en juego.

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