WASHINGTON.— El presidente del Grupo Volkswagen en Estados Unidos, Michael Horn, se enfrentó ayer a un aluvión de críticas en el Congreso de ese país por el trucaje de los motores diesel y reconoció que la mayoría de los 500 mil vehículos afectados van a seguir contaminando por lo menos hasta 2017.

Horn compareció durante dos horas ante un grupo del Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes para intentar responder las preguntas de los congresistas sobre las acciones del Grupo Volkswagen ante este escándalo.

El presidente dejó numerosas preguntas clave sin responder y proclamó su desconocimiento previo tanto de la manipulación de los motores turbo diesel de la compañía alemana como de los detalles del software ilegal que oculta las emisiones reales de los vehículos.

Horn reconoció que el objetivo del software ilegal implantado en los sistemas de control de gestión de los motores diesel vendidos entre 2008 y 2015 en Estados Unidos era ocultar a la Agencia de Protección Ambiental de ese país (EPA) que los automóviles no cumplían las normas de emisiones de óxidos de nitrógeno de esa nación.

A la pregunta del presidente del comité, el republicano de Pensilvania Tim Murphy, sobre si Volkswagen instaló software “con el propósito expreso” de ocultar sus emisiones, Horn respondió que “sí, fue instalado con ese propósito”.

Pese a esto, el ejecutivo alemán de 51 años de edad añadió que no tuvo conocimiento hasta el 1 de septiembre de este año, dos días antes de que el Grupo Volkswagen admitiese ante EPA que los vehículos estaban manipulados y 17 días antes de que fuese público que los automóviles estaban manipulados.

Hasta ese momento, el presidente de la compañía alemana en Estados Unidos sólo sabía que sus vehículos no cumplían las normas de emisiones, gracias a un estudio realizado a principios de 2014 por investigadores independientes, pero que la empresa matriz en Alemania le había informado que el problema podía ser arreglado con la instalación de un nuevo software.

“En ese momento no tenía ni idea de que era un aparato para manipular emisiones y no tenía ninguna indicación de que hubiese sido instalado en los vehículos de Volkswagen”, dijo.

En su testimonio ante el mismo comité, un alto funcionario de EPA, Christopher Grundler, reveló ayer que Volkswagen todavía no ha proporcionado información básica sobre la manipulación de los motores turbodiésel y que la agencia no sabe si la compañía va a arreglar los vehículos afectados.

“Seguimos teniendo muchas preguntas que Volkswagen tiene que responder”, reconoció Grundler cuando fue cuestionado sobre si “tiene un conocimiento absoluto” de cómo funciona el software instalado por Volkswagen para ocultar que sus automóviles emiten óxidos de nitrógeno hasta 40 veces más de lo permitido, siendo un producto cancerígeno .

Grundler también reveló que EPA ya ha empezado a realizar pruebas adicionales para detectar trucos en otros fabricantes.

Durante su comparecencia, Horn se disculpó varias veces por su incapacidad para responder a las preguntas específicas de los congresistas, en ocasiones porque la casa matriz en Alemania no le había proporcionado la información y en otras porque, según dijo, “no soy un ingeniero”.

El Congreso de los Estados Unidos exigió responsabilidades penales a Volkswagen y sus directivos por haber falseado de manera intencionada las emisiones de sus automóviles diésel.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses