Los buenos líderes son aquellos que dan resultados. Y entre otras cosas, lo han hecho gracias a la colección de ciertas habilidades que les han hecho manejar organizaciones de una manera única.

John F. Welch, CEO de General Electric durante 20 años y uno de los líderes más reconocidos de todos los tiempos, cuyas habilidades gerenciales se volvieron “casi legendarias” dentro de la empresa, ya que la llevó a acrecentar en su valor de miles de millones a varios cientos de millones, explica que un buen directivo escucha, es franco y realista, tiene visión estratégica, ofrece una comunicación cara a cara y el es genuino.

Los líderes nacen, pero también se hacen, así que tú puedes desarrollar habilidades para mejorar no sólo tu desarrollo profesional, sino tu desempeño en todas las áreas de la vida.

En primer lugar, es necesario tener visión estratégica. Ésta no sólo es una habilidad que todo líder debe desarrollar, sino que a cualquier nivel ésta es esencial para “navegar” efectivamente en lo desconocido, según explica el estudio Liderazgo estratégico: las habilidades esenciales, publicado en la Revista de Negocios de Harvard.

Ahí Paul J. H. Schoemaker, investigador de la Wharton School’s Mack Institute, explica cómo a través de una investigación encontraron que se necesitan seis habilidades para desarrollar esta visión estratégica: la de anticiparse, desafiar, interpretar, decidir, alinear y aprender.

Aquí van algunas formas de mejorarlas: Para anticiparse habla con tus clientes y proveedores y entiende sus retos; realiza investigación de mercado y simulaciones de negocio; imagina varios futuros y prepárate para lo inesperado.

En cuanto al desafío, adopta diversos puntos de vista para examinar un problema. Abre tu mente y analiza pacientemente. Observa las raíces de un problema y no los síntomas.

La interpretación es esencial para esta visión estratégica, ya que permite “reconocer patrones” y encontrar nuevas claves.

Cuando analices información ambigua, enlista tres posibles explicaciones de lo que estás observando y pide más opiniones. Observa tanto los detalles como el problema completo para tener una “fotografía completa”.

La visión estratégica no sólo es parte esencial de las habilidades de un líder, sino que es increíblemente útil para cualquier persona y no sólo en situaciones laborales, sino también en muchos momentos de la vida en los que hay que anticiparse, tomar decisiones y reaccionar ante una situación.

Sé flexible

A cada minuto las cosas cambian y ante la volatilidad del mundo, la flexibilidad cobra mucha relevancia. “Es esta capacidad para adaptarse rápidamente al cambio”, explica Fernanda Rivera, directora de Page Executive, la división especializada en el reclutamiento de profesionales para puestos de alta dirección de Page Group. Se relaciona con la visión estratégica; no sólo se trata de anticiparse, analizar la situación y todas sus variables, sino también de la necesidad de adaptación a los nuevos entornos, mercados, tecnología o tendencias.

La flexibilidad está relacionada íntimamente con la innovación y la creatividad; no sólo es necesario adaptarse: “Se trata de buscar caminos nuevos”.

Parar el oído

Otra habilidad propia de los grandes líderes y que es esencial al relacionarse con otros es la capacidad de escuchar. Cuando en una entrevista le preguntaron a John F. Welch qué hacía a un buen líder, entre las habilidades que mencionó fue la de tener una “comunicación efectiva”, la cual, significa más escuchar que hablar: “La comunicación efectiva tiene incontables horas de interactuar cara a cara. Significa más escuchar que hablar. No se trata de pronunciamientos en una cinta de video o en un periódico, sino que se trata de seres humanos que vienen a entender constantemente cosas a través de un proceso permanente y con consenso”.

John F. Welch hablaba de otra gran habilidad, la franqueza. Ésta se refiere al realismo y sinceridad con la que se observa el entorno y se reconocen las habilidades.

Al respecto, Welch sostenía que dentro de GE no existía suficiente franqueza y que eso en sí era un reto al interior de la compañía.

¿A qué se refería? Así lo explica él: “Quiero decir a enfrentar la realidad, a ver el mundo como es antes de verlo como tú quisieras que fuera”, explicaba en entrevista.

Lo que él buscaba era que el personal de GE realmente apreciara el mercado y los cambios en la medida en la que estaban sucediendo para poder tomar ventaja de las oportunidades que se presentaban y evitar que los ejecutivos se paralizaran por lo complejo de los retos.

“Los líderes desinteresados no se paralizan por la fragilidad de la organización. Le dicen a la gente la verdad y no se asustan. Hemos tenido directivos en GE que decían que no podían cambiar y que querían que los dejáramos solos, porque querían mantener las cosas como estaban. Y eso es exactamente lo que hicieron, hasta que ellos y su equipo tuvieron que irse”, explicaba el directivo.

Tomado de la mano con la franqueza se encuentra la honestidad necesaria para reconocer las áreas de oportunidad.

Inteligencia en las emociones

Con los años, la inteligencia emocional ha cobrado relevancia en los negocios. Primero el término fue acuñado en 1990 por dos profesores de Psicología de la Universidad Yale, John D. Mayer y Peter Salovey en un texto publicado en una revista científica, de acuerdo con lo que explica el artículo Cómo la inteligencia emocional se convirtió en una habilidad clave de liderazgo publicado en la Revista de Negocios de Harvard.

Mayer la define así: “Desde un punto de vista científico, la inteligencia emocional es la habilidad de percibir con exactitud tus propias y las emociones de otros; de entender las señales que te envían las emociones acerca de las relaciones humanas; y la de manejar tus propias y las emociones de otros”.

Posteriormente, Daniel Goleman —un sicólogo muy conocido por sus trabajos en este tema y autor de varios best sellers al respecto— lo aplicó a los negocios y al liderazgo.

Goleman encontró en sus investigaciones que la inteligencia emocional es una “condición sin la cual no” puede existir el liderazgo y asegura que por más que un líder tenga otras habilidades muy valiosas, sin la inteligencia emocional no puede ejercer un liderazgo efectivo.

Varios estudios demuestran que es posible mejorar este tipo de inteligencia, y aquí van algunos consejos de la revista Psychology Today para hacerlo: No evadas tus sentimientos, aunque sean incómodos, no los interrumpas y mejor siéntate un par de veces al día y pregúntate: “¿Cómo me estoy sintiendo?” y deja que salgan. No descalifiques tus emociones ni intentes cortarlas, es normal que suban, bajen y se desvanezcan naturalmente, tómate el tiempo para que esto suceda.

Trata de encontrar conexiones entre tus sentimientos y otras situaciones en las que has sentido lo mismo. Esto te ayudará a saber qué es lo que la detonó. Haz memoria y trata de recordar en qué otro momento sentiste lo mismo. Escucha tu cuerpo, por ejemplo, un dolor en el estómago mientras manejas al trabajo puede decirte que éste es tu fuente de estrés. Todo esto te ayudará a conocerte mejor y a comenzar a desarrollar esta habilidad, la cual, viene de la mano con la empatía.

Tu inteligencia emocional tiene que ver con tu propio conocimiento y es un trabajo diario. “Saber cuáles son tus fortalezas y debilidades, este autoconocimiento te ayuda a mejorar tu comportamiento”, explica la especialista de Page Executive.

De buena a excelente

¿Qué es lo que lleva una empresa de ser buena a excelente? Jim Collins, autor del best seller Good to Great, estudió mil 435 empresas durante 40 años.

De éstas, encontró que las 11 que se convirtieron de buenas a excelentes, tenían un líder que trabajaba por el grupo y la compañía entera y no por él mismo.

“Encontramos que para que los líderes hagan algo grande, su ambición tiene que ser del tamaño de la empresa en lugar de para sí mismos. Lo cual no significa que no tengan un ego. Significa que cada decisión la toman pensando primero en la empresa y en el trabajo que tiene que hacerse”, explica el especialista.

Él asegura que hay una relación directa entre que el CEO que dirige una empresa no se sienta ni actúe como una “celebridad” y la presencia de resultados buenos que con el tiempo se convirtieron en excelentes.

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