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En mayo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicará un nuevo estudio sobre las tecnofinanzas, o bien empresas de tecnología financiera, mejor conocidas como fintech.

Será una versión actualizada que contendrá, además del tema de las monedas virtuales, los sistemas basados en cadenas de bloques entre particulares, que si bien ofrece muchas ventajas, también crean riesgos para la estabilidad financiera.

Las innovaciones que están surgiendo cada vez más en todo el mundo plantean retos para los reguladores financieros, según el FMI.

El organismo reconoció que se observa que están avanzando rápidamente. Según una estimación reciente, entre 2010 y 2015 la inversión anual en estas tecnologías se cuadruplicó, alcanzando 19 mil millones de dólares anuales.

Este sector ha adoptado numerosas modalidades, desde préstamos entre particulares y operaciones bursátiles de alta frecuencia, hasta los datos masivos y la robótica.

Al respecto, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, consideró que es importante definir la situación jurídica de las monedas virtuales o fichas digitales.

“Debemos luchar contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo estableciendo mecanismos óptimos para someter las transferencias virtuales a una diligencia debida”, advirtió en diálogos a fondo con el tema “Las tecnofinanzas: ¿Un mundo valiente para el sector financiero?”.

Consideró que las tecnofinanzas tienen, además, repercusiones macroeconómicas que se deben comprender mejor para formular políticas que ayuden a los países miembros del FMI a navegar este entorno en rápida evolución.

Sin respaldo. El año pasado, el FMI publicó el estudio Más allá de las monedas virtuales: consideraciones iniciales, dada la importancia que fueron adquiriendo estos activos que, en principio, cuestionan el paradigma del rol que deben tener las autoridades y los bancos centrales, así como las instituciones financieras, porque se emiten sin ningún respaldo y garantía.

Se pone de relieve que el volumen de operación es pequeño, con un valor de mercado de 7 mil millones de dólares, frente a 1.4 billones que representa la divisa estadounidense. Tan sólo la base monetaria en Estados Unidos asciende a 12 billones de dólares.

Define a las monedas virtuales como representaciones digitales de valor, emitidas por desarrolladores privados y denominados en su propia unidad de cuenta, que se pueden obtener, almacenar, acceder por medio de operaciones electrónicas, y se usan para diversos fines, siempre y cuando las partes así lo pacten.

Este concepto cubre una gama amplia, que va desde cupones de internet o móviles y millas aéreas respaldados por activos como el oro, y criptomonedas como el bitcoin.

Reconoce que ese tipo de tecnología puede traer beneficios para la inclusión financiera, pero se necesita avanzar en la reglamentación.

Incluso, se advierte que las monedas virtuales pueden ser usadas para el lavado de dinero, el financiamiento al terrorismo, la evasión fiscal y otras formas delictivas.

Si bien los riesgos para la política monetaria son menores, no es así para la estabilidad financiera.

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