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Luego de que el año pasado el crédito bancario al consumo alcanzó tasas de crecimiento de hasta dos dígitos, en 2017 se espera que se desacelere a causa de una mayor inflación, tasas de interés más elevadas y un menor crecimiento económico, coinciden especialistas.

Debido al impacto inflacionario que va a tener la abrupta alza en el precio de las gasolinas, el Banco de México posiblemente aumentará en 50 puntos base su tasa de referencia durante la primera reunión de política monetaria el 9 de febrero, por lo que habría mayores tasas de interés, más inflación y menor dinamismo económico, advirtió Alejandro Cervantes, economista senior de Banorte-Ixe.

Para el año entrante se prevé un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 1.1%, mientras que la estimación de la inflación subió de 4.3% a 4.7%, explicó.

“En lugar de un aumento de 100 puntos base que teníamos pronosticado para Banxico durante todo el año, ya estamos estimando incrementos de 150 puntos base, de los cuales el primero se va a dar en la primera reunión de febrero y sería de 50 puntos base, mientras que los otros 100 puntos estarían distribuidos a lo largo de 2017”, dijo.

De manera muy general y muy cualitativa, la política monetaria más restrictiva implicará que se desincentive el otorgamiento de crédito porque el financiamiento será más caro. Hay más argumentos para desincentivar el uso de la tarjeta de crédito, que es el canal de trasmisión en el que opera la política monetaria al subir las tasas de interés, comentó Adrián Muñoz, analista económico de Vector CB.

Hasta noviembre del año pasado el saldo del crédito bancario vigente al sector privado, ascendió a 3.6 billones de pesos, cifra 13.3% superior a la registrada en el mismo periodo del año anterior, de acuerdo con los datos más recientes dados a conocer por Banco de México.

De este total, una cuarta parte (726 mil millones de pesos) estuvo destinado al financiamiento del consumo, el cual reportó un incremento anual real de 9.3%, tasa superior al 7.7% alcanzado en noviembre de 2015, pero inferior al 11% alcanzado en junio de 2016, lo que ya revela un menor dinamismo al cierre del año pasado.

Cuatro de cada diez pesos destinados a financiar el consumo se originaron a través de las tarjetas de crédito bancarias. Hasta el penúltimo mes del año pasado, el saldo de este tipo de financiamiento reportó un crecimiento de 6.5%, una de las tasas más altas desde noviembre de 2013. Todo parece indicar que el uso de los plásticos se constituyó en uno de los principales apoyos del consumo de los hogares al cierre de 2016.

Otro rubro a través del cual los consumidores se están financiando es el crédito vía nómina, que representa 24% del total, así como los créditos personales que participan con 20% del saldo del crédito bancario vigente al consumo.

Finalmente, el crédito destinado a bienes de consumo durables, aun cuando representa poco más de una décima parte del total, es el que reportó un mayor dinamismo con una tasa anual de crecimiento de 16.4% en noviembre pasado.

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