Desde que asumió Nicolás Maduro la presidencia de la república el 14 de abril del 2013 se han venido generando una serie de acontecimientos que han llevado a que su país se encuentre hoy en día sumergido en una profunda crisis económica, política y social. El hecho es que una parte de la sociedad venezolana ha tomado decisiones que han propiciado que el país siga retrocediendo en los rankings mundiales en materia de competitividad, productividad y estabilidad financiera, como lo muestran los informes y reportes de instituciones financieras y económicas.

Con una población total de 31 millones de habitantes y una tasa de crecimiento poblacional anual del 1.3%, Venezuela es la economía numero 43 a nivel mundial por su tamaño del PIB, según datos del Banco Mundial, con una producción total de 371.3 mmd obtenida en 2015. Por lo que respecta al Índice de Desarrollo Humano (IDH) de la ONU, utilizado para medir el progreso de un país, en 2014 ocupó el lugar 71 de entre 186 naciones, situación que ha venido empeorando, pues en 2010 ocupaba el lugar número 66. Si la razón para visitar Venezuela es invertir en algún negocio, el año pasado se posicionó en el lugar número 186 de 189 países de acuerdo con el informe de Doing business 2016 del Banco Mundial. En cuanto al Índice de Percepción de la Corrupción del Sector Público, ese mismo año ocupó la posición 166 de 176 a nivel mundial, en los últimos escaños, considerados por Transparencia Internacional como los países más corruptos del mundo.

Conviene también señalar que el porcentaje de la población que del 2010 a 2015 no alcanzó a cubrir el costo de la canasta básica alimentaria y no alimentaria tuvo un incremento de 32.9% a 35.3%, situación que va de la mano de la disminución del PIB per cápita, ya que de 10 mil 669 dólares por habitante en 2013 bajó a 10 mil 112 en 2015.

Otros resultados económicos tampoco han sido muy alentadores para la economía y sociedad venezolana. De acuerdo con el último reporte del FMI sobre Perspectivas de la economía mundial presentado en abril de este año, la tasa de crecimiento del PIB en términos reales ha venido a la baja. De estar en 1.3% en 2013 llegó a -18.0% el año pasado, números que reflejan la enorme escasez de productos básicos, cierre de empresas privadas y públicas, pérdida de empleos, fuerte caída de los niveles de inversión, etcétera.

En cuanto a la tasa de inflación, de 40.6% en 2013 pasó a 254.9% en 2016; de continuar con esta espiral inflacionaria se espera que sea 1,133.8% para este año y termine el próximo con 2,529.6%. Para la economía y finanzas del pueblo venezolano, esto significa aumentos en la tasa de interés, en los impuestos, en el tipo de cambio e incluso en los niveles salariales, todo ello aparejado con una enorme pérdida del poder adquisitivo para la población y, por lo tanto, mayor violencia social, marginación y pobreza.

Con respecto al saldo en la balanza en cuenta corriente como porcentaje del PIB, pasó de un saldo superavitario de 2.0% en 2013 a un saldo deficitario de -2.4% en 2016 y se pronostica que para este año aumente a -3.3%. Sumado a lo anterior, el tipo de cambio se ha venido depreciando ya que del primero de febrero de 2013 al 21 de junio de este año pasó de 6.2921 dólares por cada bolívar venezolano a 10.1438. Esta situación pone en alto riesgo el grado de inversión que tiene la economía venezolana, que, según la calificadora de inversión Fitch, la calificación a largo plazo en moneda extranjera es CCC. Esto significa un riesgo sustancial y altamente especulativo, que se traduce en falta de credibilidad de las instituciones y de confianza para invertir y pagar deudas.

De entre las cosas positivas cabe resaltar la disminución de la deuda externa como porcentaje del PIB, ya que pasó de 35.6% en 2013 a 11.2% en 2015. En este mismo contexto, el déficit o endeudamiento del gobierno central también ha venido cayendo, de representar -4.9% en 2012 a -1.9% en 2015, de acuerdo con cifras de la Cepal.

Finalmente, una de las principales fortalezas de la economía venezolana es que su principal producto de exportación es el petróleo, ya que representó en 2013 el 85.1% del total de las exportaciones. Del lado de las importaciones, los bienes intermedios representaron 52.3 % y los bienes de consumo 26.1%.

Académico de la Universidad del Valle de México

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