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Mientras que la mayoría de los países de América Latina han bajado sus tasas de interés, México es el único que se ha visto forzado a endurecer su política monetaria, de acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Destacó que en los últimos tres meses cuatro bancos centrales de la región han reducido o mantenido sin cambio sus tasas de referencia como resultado del trabajo que hicieron para controlar la inflación.

México es la excepción, pues ha recibido choques externos debido a los resultados de la elección presidencial en Estados Unidos y la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

“La depreciación del peso ha sido muy significativa, otra vez actuando como un shock-absorber para la economía, y el Banco de México ha reaccionado buscando controlar el impacto sobre la inflación y las expectativas”, se destaca en un análisis a cargo de los especialistas Andrés Fernández y Daniel Hernaiz a propósito del Informe Macroeconómico que elaboró el BID y que fue coordinado por Andrew Powell.

Al comentar las disyuntivas de la política monetaria en un mundo incierto, establecen que si bien se podría esperar que se relaje más la política monetaria en América Latina en la mayoría de los países que tienen controlada la inflación para reactivar la economía, no debería ser tan rápido.

Se mencionan los casos de los bancos centrales de Brasil, Chile, Colombia y Perú, además de México.

La recomendación es que si se está evaluando reducir tasas monetarias, que sea con un enfoque gradual que busque disminuir el costo del dinero de forma cautelosa.

“¿Qué tanto espacio monetario hay ahora para bajar aceleradamente las tasas de política en la región? No mucho, y menos si siguen enfrentando choques adversos”, afirman los especialistas.

Una razón para no acelerar la bajada en tasas monetarias es que la producción está ahora por debajo de lo que debiera ser en condiciones normales con los recursos de que disponen las economías.

“Esto llamaría a una postura más expansiva de política monetaria para suavizar la fase contraccionista de la actividad económica”, consideran.

Ponen de manifiesto que a pesar de los avances entre 2015 y el año pasado para cerrar la brecha de inflación (diferencia entre la inflación observada y la meta fijada por cada banco central), todavía es positiva y se encuentra en alrededor de 1.5 puntos porcentuales.

En este “cuadrante complejo”, admiten que los tradeoffs de política monetaria son difíciles porque: ¿Se bajan las tasas más rápido para ayudar a estabilizar la actividad económica con el posible costo de revertir los avances en inflación, o se toma una postura más gradualista sacrificando la estabilización económica por no truncar lo ganado en cerrar la brecha inflacionaria?

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