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El “efecto Trump” llegó a Argentina: ayer, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) suspendió la importación de limones del noroeste argentino.

La medida es una de las primeras que se enmarca en el discurso del presidente Donald Trump de poner a “Estados Unidos primero”, se prolongará por 60 días y echará atrás una norma con la que, el 23 de diciembre de 2016 y luego de la visita del ex presidente Barack Obama a Argentina, habían sido aceptados los limones.

Según el comunicado oficial, “el Servicio de Inspección Sanitaria Animal y Vegetal (APHIS) del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), en acuerdo a una recomendación de la Casa Blanca del 20 de enero, 2017, pondrá en suspenso por 60 días su disposición definitiva para aceptar la importación de limón de Argentina, acordada el 23 de diciembre de 2016”.

Aunque la medida trajo malestar, el ministro argentino de Agroindustria, Ricardo Buryaile, dijo que luego de estos 60 días, “seguramente los limones argentinos van a tener ingreso” al mercado estadounidense.

Argentina es el mayor productor mundial de limones frescos, con más de 1.5 millones de toneladas por año. Son producidas, en 80%, en la provincia de Tucumán. La apertura del mercado estadounidense, que estaba cerrado desde 2001 (cuando un fallo judicial prohibió el ingreso de los cítricos argentinos por su inocuidad), se dio luego de una larga negociación del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria, junto con la Secretaría de Mercados Agroindustriales del Ministerio de Agroindustria y con gobiernos provinciales, instituciones de investigación y el sector productivo.

El presidente de la Asociación Tucumana de Cítricos, Roberto Sánchez Loria, dijo sentirse “sorprendido” ante la medida “insólita”. Un portavoz de esa Asociación indicó a EL UNIVERSAL que “en todo el país, hay más de 10 mil hectáreas inscriptas para exportar limones a Estados Unidos”.

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