El turismo es una actividad estratégica para nuestro país. A través del turismo se generan empleos directos e indirectos, así como divisas; brinda la posibilidad de preservar el patrimonio cultural y social local, las tradiciones y riquezas naturales del lugar; e integra a numerosos grupos y comunidades de distintas regiones a las actividades productivas y remuneradas del mercado. Es, pues, un detonante del crecimiento local y un mecanismo de cohesión social.

Sin duda, también es una de las actividades con mayor potencial para dinamizar la economía nacional. Su cadena productiva está integrada por actividades como el transporte, restaurantes, servicios de esparcimiento, cultural y deportivos, la industria alimentaria, la industria de bebidas, el comercio, artesanías y la construcción. De acuerdo con el Inegi, se calcula que el PIB turístico representa 8.4% del PIB nacional y genera poco más de 2.5 millones de empleos directos.

Durante la presente administración federal, México ha logrado importantes mejoras como destino turístico mundial, como regresar dentro del top 10 de países con mayor llegada de turistas internacionales o mejorar su competitividad como centro turístico, pasando del sitio 44 en 2013 al 30 en 2015, dentro del ranking de 141 países, publicado por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés). No obstante, el organismo también señala que, en materia de seguridad, sustentabilidad ambiental y ambiente de negocios, aún nos falta mucho por mejorar, pues nuestro país ocupa en estos rubros los puestos 124, 121 y 98 de entre 141 países.

Además, a pesar de estar dentro de los primeros lugares con mayor atracción de turistas, nos encontramos en el sitio número 30 por el gasto de turismo internacional, lo que significa que la oferta de nuestros destinos turísticos no atrae a una demanda de mayor poder adquisitivo o que la oferta no genera mucho valor agregado.

Debemos señalar que hay muchos aspectos importantes en los que se tiene que avanzar para consolidarnos como destino turístico a nivel mundial. Entre otras cosas, es necesario garantizar la seguridad de los destinos turísticos, tan sólo esto nos ha hecho perder competitividad en centros tradicionales como Acapulco o Veracruz; también hay que trabajar en la preservación y sustentabilidad medioambiental, que nos permita asegurar la continuidad de esta actividad en el largo plazo; mejorar las condiciones de infraestructura, conectividad portuaria, marítima y carretera, de nada nos sirve tener enclaves turísticos que son inaccesibles; e incrementar la contribución del turismo en la reducción de la pobreza y el aumento de las capacidades de las personas que habitan en estos lugares, pues en muchos casos (como Oaxaca, Chiapas y Guerrero) nuestro principales destinos turísticos son oasis generadores de ingresos en medio de cinturones de pobreza.

En adición a lo anterior, tradicionalmente México se ha centrado en el turismo de sol y playa; asimismo, ha sacado provecho de sus destinos coloniales. No obstante, hace falta una mayor innovación en la oferta turística nacional, que ofrezca nuevos productos para adaptarse a los cambios en la situación económica mundial, los nuevos patrones de consumo y las conductas sociales de la demanda de servicios turísticos.

Algunos segmentos turísticos de los cuales se podría sacar provecho son el turismo médico, el de la tercera edad, turismo virtual, el agroturismo, el turismo de aventura y de negocios. Estos son nichos de oportunidad que podrían añadir más valor a la oferta turística nacional.

El potencial turístico de nuestro país no tiene porque limitarse en sus ventajas comparativas, es decir, en sus playas y destinos culturales. En el futuro tampoco será posible que sus fortalezas se centren en sus vastos recursos naturales y su herencia cultural. Algunos otros países con menos playas y, quizás, con menos patrimonios culturales nos han comido el mandado al tener la virtud de fomentar inversiones en innovación y promoción.

Otros, como el caso de Cuba, representan nuevas amenazas para el turismo de Estados Unidos a México, debido el restablecimiento de sus relaciones políticas, lo que podría desviar turistas estadounidenses hacia la isla, debilitando destinos importantísimos como Cancún, Veracruz o Playa del Carmen.

A fin explotar las ventajas competitivas, se debe comenzar con acciones concretas encaminadas a establecer una estrategia transversal que impacte en mejoras en cinco ámbitos principales: innovación, promoción, seguridad, infraestructura y articulación de cadenas productivas. Estos son elementos indispensables de una política de Estado la cual debe ser capaz de aglutinar los esfuerzos y recursos materiales con los que actualmente contamos y darles una orientación de futuro.

Como primer paso, podemos trabajar en la elaboración agendas turísticas regionales. Lo importante a destacar es que debemos de trabajar en generar un planeación con visión de futuro, para los siguientes años 10, 30 y 50 años, en los que queremos ver realizado a nuestro país como destino turístico a nivel mundial.

Presidente de Consultores Internacionales S.C.

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