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El dólar le va quitando cada vez más terreno al peso, en buena medida por el desplome de las cotizaciones del petróleo, la incertidumbre sobre Pemex y su efecto en las finanzas del país, así como a la expectativa de menor crecimiento económico mundial.

El peso barato, sin embargo, responde también a su éxito como la moneda de países emergentes más aceptada en el mundo, lo que paradójicamente se ha convertido también en su principal vulnerabilidad en momentos de aversión al riesgo.

La facilidad de conversión que presume el peso con otras monedas la coloca como la octava divisa más admitida a escala global y la primera en mercados emergentes, de acuerdo con la última encuesta trianual del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés).

El peso mexicano se establece bajo un régimen cambiario de libre flotación desde el 22 de diciembre de 1994, tras los eventos ocurridos en ese año, que provocaron inestabilidad en los mercados y terminaron con un ataque especulativo a las reservas internacionales, reconoció en su momento el Banco de México.

El esquema consiste en que el valor de la moneda mexicana se determina por el libre juego de la oferta y la demanda de divisas.

La operación global diaria del peso se duplicó en los últimos años, al pasar de 50 mil millones de dólares en 2010 a 135 mil millones en 2013, lo que sitúa a la moneda mexicana como la más negociada entre los países emergentes, incluso más que el yuan chino, según los sondeos del BIS.

Confianza en la moneda. El Banco de México atribuye el incremento a la confianza en el mercado cambiario del peso, el cual ofrece condiciones de operación más transparentes, confiables y consistentes con las mejores prácticas internacionales.

Las transacciones de la moneda mexicana ocurren durante las 24 horas de los cinco días de la semana alrededor del mundo.

Las otras dos divisas emergentes que operan con esa facilidad son el rand sudafricano y la lira turca, pero el volumen de negociación de cada una es la mitad que registra el peso.

“La credibilidad en la conducción de la política económica de México, y en particular de la política cambiaria, constituye un pilar fundamental para propiciar el desarrollo que se observa en el mercado cambiario del peso”, enfatizó en su momento Banxico.

La facilidad de conversión del peso, no obstante, ha propiciado también que inversionistas utilicen a la moneda como una cobertura (seguro) para sus inversiones.

Eduardo Fernández García, quien fue director de disposiciones de banca central en Banxico y que presidió además la CNBV, envió el año pasado una carta abierta a la institución que encabeza Agustín Carstens, en la que manifestó que la “libertad cambiaria” debe prevalecer.

Expuso, sin embargo, que una parte relevante de la depreciación acelerada de la moneda nacional no está relacionada únicamente con la incertidumbre global y la baja de los petroprecios, “sino proviene de un uso excesivo y por ende abusivo, del peso mexicano en los mercados de futuros y derivados, aprovechando la amplia liquidez del peso mexicano”.

Divisa preferida de emergentes. El éxito del peso mexicano como la moneda de países emergentes más aceptada en el mundo también se ha convertido en una de sus principales vulnerabilidades en momentos de aversión al riesgo, opinó Juan Carlos Alderete, estratega de Banorte.

La facilidad de conversión de la moneda propicia que en los periodos de alta aversión al riesgo y de elevada incertidumbre en los mercados financieros, el peso mexicano tienda a sobrerreaccionar frente al dólar, coincidió Joel Virgen, subdirector de análisis económico de Banamex.

El dólar se ha disparado 72 centavos durante las últimas cinco jornadas y culminó ayer en 19.17 pesos en ventanillas de Banamex, su precio más caro en la historia.

El dólar al mayoreo impuso también un nuevo cierre histórico en 18.88 pesos, de acuerdo con los datos del Banco de México.

La moneda mexicana acumula un desplome de 10.3% en lo que va del presente año, lo que la convierte en la segunda moneda más depreciada frente a la divisa estadounidense desde que inició 2016, sólo por debajo de la divisa argentina.

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