El desarrollo de inteligencia artificial ligada a la robótica, energías sustentables, manufactura 4.0 o nanotecnología, ha generado una transformación en distintos sectores industriales y comerciales del mundo.

La industria automotriz no es la excepción pues ha evolucionado de una era de motores a base de combustibles fósiles a una de propulsión a base de energías alternativas sustentables, donde los motores eléctricos se posicionan como la tecnología que sustituirá al motor de combustión interna.

Pionera en este campo es la compañía Tesla, la cual espera producir medio millón de vehículos eléctricos en 2018.

Esto ha dado lugar a que las armadoras líderes del sector tengan a los autos eléctricos en sus planes de producción a corto y mediano plazo.

La transición hacia vehículos eléctricos sin duda es relevante para los competidores del sector; sin embargo, temas como movilidad y la auto conducción son las piedras angulares de esta transformación, en la que tanto armadoras de equipo original tradicionales como nuevas empresas tecnológicas desarrollan invenciones para llevar al mercado nuevas ofertas de valor.

La auto conducción es una realidad y estará en el mercado más pronto de lo que imaginamos. De acuerdo con un estudio del centro RethinkX, en 2030, 80% de los estadounidenses no poseerá un automóvil; se trasladará a través de los servicios compartidos de transporte que se ofrecerán en el mercado.

Parece una visión arriesgada; sin embargo, de acuerdo con dicho estudio, el uso del servicio de transporte a través de flotas de vehículos eléctricos será de 4 a 10 veces más barato que comprar y poseer un automóvil. Si además del atractivo económico consideramos que este servicio reducirá los accidentes, las emisiones contaminantes y agilizará la movilidad, principalmente en las grandes urbes, la visión para 2030 es francamente posible.

Con los nuevos modelos de negocio en la industria automotriz —de producir y vender automóviles a través de distribuidores a ofrecer servicios de movilidad a través de una flota de vehículos eléctricos autónomos— surgen disyuntivas en cuanto a quién incurrirá en los costos de comprar y mantener la flota de vehículos autónomos. ¿Será un modelo compartido en el que las armadoras desarrollarán los vehículos, mientras que las nuevas empresas tecnológicas gestionarán la plataforma del sistema? ¿O cada competidor desarrollará su cadena de valor incurriendo en el total de costos?

De acuerdo con Sam Abuelsamid, especialista en movilidad de Navigant research, el escenario más complejo está en el lado de los nuevos competidores, al declarar que es más fácil para las armadoras replicar lo que han hecho empresas como Uber o Lyft, que pensar que Uber pueda fabricar automóviles o incluso comprarlos y mantenerlos.

Uber cuenta actualmente con su propia flota de vehículos autónomos, que forman parte de un programa piloto en Pittsburgh, Estados Unidos. Sin embargo, no ha declarado cuál será su plan en el futuro; es decir, si adquirirá más vehículos y se encargará de su mantenimiento, o si estará en asociación con algún competidor. El hecho de que Uber sea dueño de los principales activos (los vehículos) va en contra del modelo de negocio que lo ha llevado a una capitalización de más de 70 mil millones de dólares, de acuerdo a sus últimas rondas de inversión.

Sin duda, estamos frente al mayor punto de inflexión que redefinirá totalmente la estructura del sector automotriz, donde los nuevos líderes serán los que mejor se adapten a estos cambios y lleven al mercado en el menor tiempo posible la mejor oferta de valor.

Profesor decano del área de Dirección de Operaciones del IPADE Business School

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