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Madrid.—  “¿Has leído los diarios?”, espeta José a todos quienes van arribando a la cita.

Es la 1 de la tarde y en el Dry Martini Bar del Gran Meliá Fénix, de par en par, van llegando los amigos, como cualquier lunes.

Acá en Madrid, luego del referéndum que sirvió para que los griegos rechazaran por mayoría avasalladora la opción que la troika quería imponerles como rescate, parece que nada ha cambiado.

Pero esas son solo las apariencias. Como esta docena de amigos —un grupo cuyos integrantes están entre los 60 y los 70 años—, el tema de hoy es uno: el destino del proyecto común que, desde la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, en 1951, dio inicio a los sueños de integración de esta región.

Ahora la urgencia se cuela en todo... Este martes, en reunión de emergencia, los líderes de la eurozona deberán evaluar las alternativas con las que buscarán llegar a consensos con la nación helena.

“Es una barbaridad”, dice Julio a los compañeros, mientras comparten jamón y algunas patatas bravas, y los camareros parece que vuelan para que no falte la bebida en estos días de verano con el termómetro que no deja de marcar 40 grados.

Y mientras tanto, Yanis Varoufakis se ha ido. El ahora ex ministro de finanzas griego dice que se va para facilitar el diálogo con los acreedores, pero acá, en el bar, tres mesitas redondas sirven para llegar a mejores acuerdos.

—¿Una ronda más?

—¡Vale!

Poco a poco, todo vuelve a la normalidad. Y de romperse la cabeza para adivinar el futuro de Europa, el tema ahora es quién es la mejor reina o el próximo viaje de negocios a Miami, a donde Jose (luego de unas copas ya es así, sin acento) va desde hace 40 años.

Pasa un poco de las 2 de la tarde y en el lugar quedan cinco solamente, quienes se apuran a terminar el trago para decir los adioses y seguir su camino.
Aquí hoy todo sigue igual. Mañana, quién sabe...

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