La venta de cámaras de video ocultas en tomas de corriente, despertadores, plumas o cajas de pañuelos desechables; micrófonos en corbatas, lentes y relojes; interceptores de llamadas o mensajes de texto como Whats Up, han registrado un crecimiento en los últimos 10 años, revelaron empresarios consultados.

“El espionaje político y empresarial ha crecido en los últimos 10 años cada vez más, hace una década era extraordinario hablar de una grabación telefónica, pero ahora la tecnología ha avanzado y existen diversos equipos disponibles”, resaltó Francisco Ramírez, presidente de Grupo Cios.

El corporativo dirigido por Ramírez está especializado en brindar soluciones de seguridad privada e inteligencia en el país desde 2007. Entre sus clientes se encuentran compañías como Pemex, Pinfra, Inasa Industrial Aceitera, Grupo Promotora Residencial y forma parte del Consejo Nacional de Seguridad Privada.

“La tendencia está convirtiendo a las empresas y políticos en víctimas, debido a los grandes procesos licitatorios como vimos con OHL, pero también casos como el de Bejarano”, recuerda el empresario.

Grupo Cios vende los interceptares sólo a dependencias gubernamentales debido a las barreras legales para abastecer a privados, pero resaltó que el llamado internet subterráneo existe una oferta ilegal para interesados en intervenir teléfonos, microcámaras, micrófonos y equipo de espionaje.

El mercado mexicano de seguridad privada vale cerca de 240 mil millones de pesos, casi 1.5% del Producto Interno Bruto (PIB) y se conforma por 8 mil empresas de guardias, traslado de valores e inteligencia, según la Confederación Nacional de Empresarios de Seguridad Privada y Similares de los Servicios del Ramo (Conesprysir).

Karla Ávila, directora general de Share y Asociados, precisó que el crecimiento promedio del equipo de inteligencia ronda 20% anual y estimó que en el país operan 15 compañías formales dedicadas a la venta de este tipo de aparatos y en la informalidad existen más de 100 empresas.

“Los interceptores se convierten en una antena telefónica y todas las llamadas que entran ahí se seleccionan y graban. Su costo ronda el millón 200 mil dólares y sólo se venden a las autoridades. También puedes encontrar cámaras en cajas de pañuelos, o USB que sólo al conectarlas roban información”, detalló.

Para la compañía IBN Industrias Militares, la venta de tecnología está enfocada al sector gobierno y el incremento en la demanda de productos de inteligencia se debe a los índices de criminalidad registrados en el país, por lo que sus ingresos tendrán un repunte arriba de 17% este año y su división de inteligencia crecerá 45%.

“La demanda ha crecido de manera significativa, ha estado muy relacionada con el clima de inseguridad. El mercado de inteligencia evoluciona y se relaciona con el avance de la tecnología”, manifestó Arturo Ávila Anaya, presidente del corporativo.

Para el especialista, equipos como pequeñas cámaras o micrófonos no son equipos de inteligencia; en su experiencia el verdadero negocio están en las ventas al sector público.

Para 2014, el sector de seguridad privada esperaba un crecimiento de 6%, cifra menor comparada al 10% del año previo. En los últimos cinco años, esta industria creció a tasas de doble dígito, indica la Conesprysir.

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