Las reformas estructurales que se aprobaron en México son un ejemplo para el resto del mundo; sin embargo, para el crecimiento económico serán fundamentales cambios profundos en otras materias como el Estado de derecho, el sistema judicial y la gobernanza, reconoció el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En entrevista con EL UNIVERSAL, el subdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del organismo, Robert Rennhack, consideró que esas transformaciones también son de largo plazo, y aunque su gestación puede hacerse paulatinamente, tendrán beneficios para la actividad productiva.

Consideró fundamental tener paciencia para observar los resultados de las reformas estructurales económicas que se aprobaron en el pasado y que tienen potencial de elevar el crecimiento económico hasta por 4%.

Consideró que se trata de cambios importantes porque lograrán destrabar el Producto Interno Bruto, que a lo largo de décadas solo ha promediado un avance de 2.5%.

Aunque opinó que es positiva la acción del gobierno de ajustar el presupuesto de egresos dado el actual entorno de bajos precios del petróleo, para Rennhack es fundamental que se rompa con la tendencia creciente de la deuda, que si bien está en niveles manejables, ha tenido un importante ascenso en los últimos años.

“La deuda no puede seguir creciendo para siempre con relación al PIB, así que hay que cambiar la tendencia para que baje paulatinamente. Es importante, porque aunque es manejable, es necesario que ya no suba”, detalló.

Manifestó que el país está en buena posición para enfrentar los retos que implican los bajos precios del petróleo y la inminente alza en tasas de interés, pero dijo que el desafío del país es poner en marcha las reformas, particularmente la de telecomunicaciones.

Mencionan que el crecimiento económico del país es sólido, pero reconocen que uno de los factores que no permite mayor dinamismo es la demanda interna. ¿Cuáles son las variables que no permiten resultados y las razones?

—Tenemos información preliminar de 2015 sobre el crecimiento económico y nos indica que la economía lleva un mejor ritmo que en años anteriores, que este es un buen momento para realizar inversiones en el país, eso es positivo. Vemos que la construcción se recupera paulatinamente y el consumo de las ventas al por menor va bastante bien, además de una generación importante de empleos. Así que hay indicadores de la demanda interna que se ven bien. Si bien el consumo mejora, éste lo hace a una marcha todavía menos rápida, así que en término de la economía local los indicadores muestran un mejor balance.

La otra variable que reconocen que ha frenado el dinamismo es la orientación fiscal más restrictiva. ¿Cuáles son los componentes que explican el menor dinamismo económico al principio del año?

—El gobierno reconoció que el ajuste de precios del petróleo en el mercado mundial es algo de carácter permanente y eso implica que el Estado tiene que ajustarse a esa nueva realidad porque todavía sus finanzas públicas dependen casi un tercio de ingresos que genera el sector de hidrocarburos.

En 2015, la operación de cobertura dio cierta protección al gobierno, pero esto solo fue para un año, así que es bueno que han reconocido que lo que corresponde hacer ahora es un ajuste fiscal, primero de 0.7% del PIB en este año, y ya anunció otro adicional de 0.8% para el próximo. Estos ajustes aunque tienen un impacto sobre el dinamismo económico mandan una señal importante de que el gobierno tiene un compromiso con bajar el déficit, y eso es importante porque la deuda del gobierno viene creciendo con relación al PIB cada año y es necesario cambiar esa tendencia para ponerla en una senda descendente, así que por ello, aunque con un marginal impacto en la economía, consideramos favorable el ajuste porque era necesario.

¿Les preocupa el nivel de la deuda, la tendencia creciente que ha mostrado en los últimos años? De hecho en su reporte del Monitor Fiscal ajustaron los pronósticos de deuda gubernamental de México a niveles mayores…

—El nivel es manejable. Recientemente el gobierno emitió un bono a 100 años y con tasa favorable, lo que fue bien recibida por la comunidad internacional y lo que significa que hay apetitito por los bonos mexicanos a un precio bueno para el gobierno.

El nivel no es preocupante, pero lo que llama la atención es la tendencia. La deuda no puede seguir creciendo para siempre con relación al PIB, así que hay que cambiar la tendencia para que baje paulatinamente. Es importante, porque aunque ahora es manejable, es necesario que ya no suba.

Han elogiado la consecución de las reformas estructurales, pero hay quienes piensan que sigue una segunda ola de cambios en temas como el Estado de derecho y fortalecimiento institucional. ¿Piensan que son necesarios esos puntos para que si veamos un mejor funcionamiento de la economía?

—Las reformas que logró México son muy importantes y es de los países ejemplo para el resto del mundo. Se trató de un ejercicio político importante para llegar a esto. Es necesario ahora paciencia para ver si estos cambios estimularán más el crecimiento. Nosotros pensamos que sí, pero hay que tener paciencia para ver los efectos.

En el tema de otros cambios estructurales, creemos que siempre se puede mejorar el Estado de derecho, el sistema judicial y la gobernanza del país. Estas serían reformas de muy largo plazo, pero que se pueden ir implementando paulatinamente en el plan del gobierno y del sistema. Sin duda cambios de esta naturaleza serán importantes para el crecimiento del país.

La directora gerente del FMI estimó que la economía mexicana puede llegar a crecer hasta 4%. ¿Por qué son más conservadores que el gobierno, que tiene proyecciones de más de 5% en el largo plazo?

—Siempre es difícil hacer pronósticos sobre los efectos de las reformas estructurales antes de que se implementen y pensamos que es muy temprano para ver su alcance al inicio del proceso.

Quizá no tengamos razón porque es muy complicado analizar el efecto de una reforma sobre el crecimiento económico, pero creemos que el PIB de México puede avanzar entre 3.5 y 3.8% en los próximos tres o cuatro años.

El gobierno tiene otro tipo de análisis que les da más de 5% y quizás tengan razón, o quizás nosotros, pero el punto cualitativo importante es que estas reformas tienen el potencial de subir el ritmo de crecimiento económico.

Se dice que la reforma energética tuvo la mala suerte de aprobarse justo en el momento en que los precios del petróleo se desplomaron. ¿Muchas de las expectativas en torno al sector energético del país se desinflarán por esta razón?

—Nosotros vemos que hay mucho interés en la Ronda Uno porque hay muchos campos en México que tienen un bajo costo de operación.

Al menos hay unas 39 firmas que entraron en la base de datos de la primera etapa de la Ronda Uno, y un gran número de compañías entraron en la segunda etapa. Aunque los precios están muy bajos hay un gran interés por los negocios en los campos que están en la Ronda Uno.

Si el precio sigue en 40 o 45 dólares el barril quizá sea más difícil expandir la producción en los campos de aguas profundas, pero si el precio sube a 60 o 70 dólares en tres años, que es lo que está previsto, quizás es rentable hacer operaciones para la exploración en aguas profundas.

¿El tema de inseguridad y su impacto en la economía no lo vean ustedes con cierta cautela para el dinamismo del PIB mexicano, pese a las reformas?

—Es una situación muy importante. Nadie debería estar contento con la situación de inseguridad pública, ni el gobierno está contento, pero ha tomado medidas para intentar resolver el problema.

Es algo muy complicado y difícil de solucionar como lo hemos visto en otros países. Es posible que se resuelva, pero es algo de muy largo plazo. Uno puede ver que hay empresas que tienen que absorber ciertos costos para absorber el tema de inseguridad y esto resulta un poco de freno para el nivel de inversión.

Lo que no sabemos es la magnitud del efecto, si es grande o no, y cuánto ha pegado a la economía. Sabemos que la tasa histórica de México ha sido de 2.5% con todo y la situación de inseguridad. Es posible que si este problema se resolviera México podría crecer un poco más rápido aunque es muy difícil decir cuánto.

Y en el actual entorno de una economía mundial con un crecimiento potencial menor al de años anteriores, ¿cuáles son los principales desafíos que tiene la economía mexicana en el futuro?

—Los principales desafíos de la economía mexicana pueden estar asociados a los menores precios del petróleo y el alza en las tasas de interés en Estados Unidos.

Sin embargo, para estar en una mejor posición de la que hoy está el país es importante poner en marcha las reformas y seguir con su proceso. Creo que la más complicada es la de telecomunicaciones, al tiempo en que es necesario fortalecer la competencia en la economía.

Hay que hacer énfasis en el Instituto Federal de Telecomunicaciones y la nueva Comisión Federal de Competencia Económica para que presionen por un mejor entorno de competencia y minimizar el factor o la influencia de los monopolios en la economía, esto es un tema que debe ir día a día.

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