El Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) está en proceso de analizar la mejor solución en el manejo del suelo para la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), aseguró el subdirector de la institución, Manuel J. Mendoza López.

Tras reconocer que los terrenos del ex lago de Texcoco, “donde se construirá la obra de infraestructura más importante de la última década, es uno de los terrenos más difíciles del mundo porque no puede drenar con facilidad el agua”, el especialista que lidera las pruebas geotécnicas comentó que por el momento se tienen ocho propuestas de cimentación para que se pueda tomar la mejor decisión, y con el menor costo posible.

En entrevista con EL UNIVERSAL, recalcó que el ex lago de Texcoco “no es el mejor terreno porque sin un manejo adecuado del suelo y con el peso de la infraestructura que tendrá que construirse (pistas, calles de rodaje, edificios, torre de control, plataformas de aeronaves y terminales, entre otras) el terreno puede hundirse hasta 60 centímetros en unos cuantos meses”.

Sin embargo, detalló que con las soluciones que se analizan es posible reducir los niveles de hundimiento a entre 0.05 y 0.08 centímetros por año.

De hecho, detalló que estos son los actuales niveles de hundimiento que presentan los terrenos en donde habrá de construirse la nueva terminal aérea, los cuales contrastan con los que presenta la ciudad de México y su zona conurbada, que van de 0.12 y hasta 0.45 centímetros por año.

En tono autocrítico, Mendoza López aseguró: “si me preguntas cuál habría sido la mejor decisión en términos geotécnicos para construir el nuevo aeropuerto: Tizayuca (Zapotlán) o Texcoco, mi respuesta habría sido Zapotlán, pero esos terrenos tienen el inconveniente de limitaciones para un futuro crecimiento de la terminal aérea y en un periodo de 30 años también se habría saturado. Es decir, no tiene suficiente espacio para crecer y por eso la decisión final fue Texcoco”.

Por ello, dijo, la UNAM y e Instituto de Ingeniería están comprometidos con el proyecto poniendo en juego toda la capacidad de sus académicos, investigadores, técnicos para proporcionar la mejor solución que brinde seguridad a la nueva infraestructura que habrá de construirse al menor costo posible.

“No dudo —subrayó— que tendremos la mejor solución en materia de cimentación para el nuevo aeropuerto, porque queremos ser el brazo tecnológico que dé soporte al proyecto y porque podemos aprovechar el conocimiento del suelo para poder tomar la mejor opción”.

Comentó que un grupo de investigadores, técnicos y académicos trabaja desde septiembre del 2014 en pruebas de campo y que en julio o agosto entregará los resultados. “Lo ideal habría sido un año mínimo de observaciones, pero ya hay resultados alentadores que habrán de ponerse sobre la mesa, tanto a las empresas que encabezarán el proyecto como a las autoridades de Comunicaciones y Transportes”, dijo.

Hasta ahora, según el subdirector del Instituto de Ingeniería de la máxima casa de estudios, se trabaja en diversas opciones de cimentación, entre las que destacan: el uso de tepetate y tezontle para terraplén de referencia, terraplén compensado, drenes prefabricados, drenes y precarga, sistema de inclusión rígida, sistema piloteado, celdas estructurales y cajones reticulares postensados y con inclusiones.

Para ello, los especialistas del Instituto de Ingeniería han venido utilizando diversos instrumentos y equipos como bancos de nivel profundo y de referencia bajo el terraplén, referencias superficiales en el terreno, en los pavimentos; extensómetros magnéticos profundos, estaciones piezométricas, inclinómetros, celdas de presión y sensores en manguera horizontal para definir el perfil de asentamientos.

Las pruebas se vienen realizando en lugares colindantes con el proyecto de la nueva terminal aérea.

Apenas el 2 de marzo el subdirector del Instituto de Ingeniería hizo una presentación en el Colegio de Ingenieros Civiles de México, donde destacó la necesidad de continuar con el seguimiento del comportamiento de los tramos de prueba, ya que “aún no se tiene el lapso de observación suficiente para establecer las soluciones por adoptar para las obras del lado aire”.

Dio a conocer que la instrumentación geotécnica está funcionando muy bien y ha probado ser un medio idóneo para la evaluación objetiva del comportamiento de los tramos de prueba.

Señaló que las deformaciones y esfuerzos medidos en los diferentes tramos de prueba serán sin duda “una fuente de información muy valiosa para validar y mejorar nuestras herramientas numéricas con las que se realicen los análisis y diseños de las diversas obras del nuevo aeropuerto”, y, aunque faltan por realizar muchos y muy diversos análisis, “debe considerarse con pertinencia que estas obras estarán desplantadas en un suelo muy compresible y de baja resistencia, y en un ambiente con asentamiento regional y bajo la amenaza sísmica”.

Con todo, enfatizó que la ingeniería civil mexicana deberá aportar sus conocimientos y sus mejores experiencias para afrontar este reto ingenieril.

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