El ajuste al gasto público de 2016 no escatimará la revisión de cada uno de los 889 programas presupuestarios del gobierno ni tampoco descarta el recorte de personal, aseguró el subsecretario de Egresos de Hacienda, Fernando Galindo.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el funcionario reconoció que se trata de una revisión integral y que el apoyo del Banco Mundial, así como las evaluaciones de otras dependencias, servirán para hacer más eficiente el presupuesto del año próximo.

“Estamos revisando todo el gasto de gobierno, no estamos dejando nada (sin revisar) para la elaboración del presupuesto 2016. Estamos examinando cada peso que se ejerce en los programas, en subsidios, en gastos de operación y también en los servicios personales. Queremos tener un gobierno más eficiente, moderno y acorde a la realidad presupuestal del país”, dijo.

Si bien toda esta reingeniería implicará un reto, ya que hay un número importante de restricciones ineludibles, el representante de Hacienda dijo que eso hará más eficiente el gasto de gobierno en el país, ya que se priorizarán todos los programas y proyectos que ofrezcan la mayor rentabilidad social y económica.

Ante este complejo panorama, el subsecretario de Egresos añadió que también están en revisión programas y proyectos que están vinculados con las entidades federativas.

Además, explicó que en reuniones con los representantes de los gobiernos locales se les ha advertido que tomen sus precauciones, ya que por la vía de las participaciones federales se prevén menores transferencias, debido a que estos recursos dependen de los ingresos por petróleo, cuyos precios seguirán bajos durante más tiempo.

El funcionario comentó que a pesar de los recortes que se harán en la administración federal, cuidarán que no se afecte la implementación de las reformas estructurales, principalmente en el sector energético.

Fernando Galindo comentó que ya se encuentran en la elaboración del documento de Precriterios de política económica que deberán entregar a más tardar el próximo 1 de abril, en el que se reflejarán las estimaciones de ingresos y gastos para el próximo año.

¿Cómo va la preparación del presupuesto base cero? ¿Ya están trabajando con el Banco Mundial?

—Estamos haciendo una revisión profunda de todos los programas presupuestales del gobierno. Dentro de la estructura programática tenemos más de 889 programas presupuestarios; ahí estamos haciendo una revisión integral tomando distintas fuentes de información que es muy valiosa. Por ejemplo, tenemos las evaluaciones del Coneval, que es una herramienta muy importante que usamos para ver cuáles son los programas presupuestarios que tienen mayor incidencia en la política social. Otra herramienta son las evaluaciones de desempeño que se hacen en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y la Secretaría de la Función Pública.

Un elemento adicional al análisis y la revisión del gasto público es la que lleva a cabo el Banco Mundial, organismo que revisa el gasto público con un enfoque en áreas como la salud, educación, la revisión de programas y proyectos de inversión, y los recursos que se entregan a las entidades federativas. Es decir, es un análisis profundo. Los funcionarios del Banco Mundial tienen reuniones con miembros del gobierno, de la Secretaría de Hacienda, y es un análisis que será de gran utilidad en esta ingeniería del gasto público que está haciendo el gobierno.

¿Qué avances tienen por ahora?

—La primera acción es esta revisión de los programas presupuestarios. En segundo lugar, trabajamos en el análisis del tamaño de las estructuras administrativas, ya que con esta nueva realidad presupuestal se nos da la oportunidad de redimensionar al gobierno. Estamos identificando dónde hay estructuras que se puedan fusionar, eliminar e incluso fortalecer; es un análisis muy detallado que incluye las unidades responsables, las empresas del Estado, es decir, es una revisión profunda de todos los recursos que gasta el gobierno federal.

También hacemos una evaluación importante de cada uno de los programas y planes de inversión que se tiene en la cartera de proyectos. Hay que orientar los recursos a aquellos planes con mayor eficiencia, rentabilidad social y económica y que tengan un ejercicio oportuno de los recursos.

Otro aspecto importante es que en materia de inversión estamos identificando aquellos programas y proyectos que están en cartera y que puedan tener una mayor participación del sector privado. Dada la restricción de los recursos públicos, queremos fomentar la participación privada. Todo esto tiene un enfoque de austeridad y eficiencia en el ejercicio de recursos públicos dada la nueva realidad presupuestal.

¿De qué tamaño es el margen de maniobra? Cada año escuchamos que una gran proporción del gasto ya está comprometido y, si a eso le añadimos que hay ciertos rubros ineludibles, ¿cómo realmente creer que este borrón y cuenta nueva del presupuesto va en serio para hacer más eficiente el gasto?

—El gran reto que tenemos es gastar menos y gastar mejor, aunque esto con restricciones, porque tenemos presiones ineludibles como el pago de las pensiones y el costo financiero de la deuda, esas son obligaciones que como gobierno debemos cumplir y honrar. Además, reducir el gasto público también tiene una restricción importante, ya que tenemos que continuar con el impulso de la inversión pública y cumplir con los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo, aunado a que tenemos que priorizar los programas sociales. Esto significa que tenemos una meta de reducir el gasto público, ejercerlo mejor, con ciertas restricciones, pero eso al final nos va a llevar a ser más eficientes, a que cada peso que erogue el gobierno se destine a aquellos programas y proyectos que tengan la mayor rentabilidad económica y social.

¿Entonces en este rediseño del presupuesto se tocará también el aparato burocrático, el cual ha registrado una tendencia creciente en los últimos años?

—Estamos revisando todo el gasto de gobierno, no estamos dejando nada para la elaboración del Presupuesto de Egresos de la Federación de 2016. Estamos revisando cada peso que se ejerce, en programas, en subsidios, en gasto de operación y también en servicios personales. Queremos tener un gobierno más eficiente, moderno y acorde a la realidad presupuestal del país.

Por ejemplo, si hallan que hay mucha tela de donde cortar en la nómina de dependencias donde se ha manejado que habría dispendio de recursos, por citar un caso, en la Secretaría de Educación Pública, entonces, ¿será un punto donde ajustarán?

—Claro. Donde haya gasto que no se justifique se tendrá que ajustar el gasto público. En el tema educativo, derivado de la reforma fiscal, en la Ley de Coordinación Fiscal estamos en la implementación del Fone, que es el pago de la nómina de educación básica. Esta modificación va en línea con lo que estamos haciendo del presupuesto. Hay resultados alentadores en el ejercicio del gasto público, pero sin duda, el tema educativo, por ser el rubro donde se ejerce el monto más importante del gobierno, es donde se va tener una revisión más profunda para destinar los recursos a aquellos programas que incidan de mejor manera en la reforma educativa.

Si el presupuesto base cero incluirá ajustes en Pemex y CFE, ¿cómo están previendo que estos recortes no tengan efectos negativos sobre la implementación de la reforma energética?

—Hoy las empresas productivas del Estado tienen una nueva normatividad, autonomía presupuestal y de gestión. Ambas empresas ya llevan a cabo sus propios ajustes preventivos del gasto público y cada una tendrá que decidir con base en sus estimaciones de ingresos y sobre todo cumpliendo las metas de balance que le aprueba el Congreso de la Unión cómo llevar a cabo el recorte de su presupuesto. Hoy la naturaleza jurídica de estas empresas hace que sean ellas las que autodeterminen su ejercicio.

¿Pero se cuidará que no haya afectación en la implementación de la reforma?

—Sin duda. El objetivo del presupuesto de egresos que se propondrá a la Cámara de Diputados debe tener objetivos bien claros. Uno es cumplir con el Plan Nacional de Desarrollo, otro es continuar el impulso de la inversión y priorizar los programas sociales, pero también tenemos el compromiso de asegurar la implementación de las reformas estructurales aprobadas.

¿En este presupuesto base cero estarán contemplando también las transferencias a las entidades federativas y municipios, ya sea por la vía de las participaciones o las aportaciones? ¿El ajuste llega en un buen momento para que estos gobiernos hagan esfuerzos por recaudar de manera propia?

—Aquí es importante mencionar que las participaciones que se establecen en la Ley de Coordinación Fiscal, mejor conocido como Ramo 28, están determinadas por la recaudación federal participable que se obtenga cada año. Eso no se va a modificar, eso está establecido en la ley, y los recursos que reciban dependerá de lo que se recaude. Una parte importante de esta bolsa participable depende de los ingresos petroleros, por lo que hemos platicado en reuniones con autoridades estatales para que tomen precauciones dado el entorno de los precios del petróleo, pero esas ya serán decisiones de cada entidad y cada legislatura local.

Lo que nosotros estamos revisando son los programas presupuestales del gobierno, que muchos son mediante convenios de colaboración o en coordinación con las entidades federativas. Eso sí está a revisión profunda para ver cuáles sí y cuáles no funcionan, y cuáles tienen impacto en la población.

¿Y en el caso de las aportaciones (fondos etiquetados)?

—Ahí los rubros más importantes son el tema educativo y de salud. En el primero tenemos resultados importantes en la implementación del Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa. En el ramo de salud se adoptan medidas para llevar compras consolidadas para bajar costos. Esto quiere decir que estamos revisando de manera profunda las reglas de operación de estos fondos para ser más eficientes en el ejercicio del gasto público.

Además de las medidas preventivas en el ajuste del gasto, ¿qué hay de las medidas de austeridad?

—Para el ajuste preventivo de 2015 se establecieron diversas medidas de austeridad, sobre todo con el objetivo de apretar el cinturón del gobierno. La primera es una reducción de 10% en la partida de sueldos y salarios para mandos medios y superiores, una disminución de 10% del gasto de plazas eventuales y por honorarios; también una restricción para crear nueva burocracia en el gobierno, salvo aquella necesaria para la implementación de las reformas estructurales. Otro concepto muy importante es la reducción de 10% en el gasto de comunicación.

¿Pero aún no tienen un monto sobre la meta que pretenden ahorrar con esta serie de medidas?

—Aún no tenemos datos. Todavía es pronto, pero estamos trabajando en ello, es información que iremos dando a conocer, de cómo va el avance de la implementación y de la reestructura del gasto para este año y 2016.

Han dicho que el gasto es uno de los motores de crecimiento económico. ¿Este ajuste que hemos visto no le resta fuerza a ese motor? ¿No les preocupa el efecto que pueda tener sobre el dinamismo de la actividad productiva?

—Nosotros tenemos analizado que el efecto del ajuste preventivo de 2015 será marginal en el crecimiento económico, estará dentro del parámetro establecido en la meta de crecimiento de este año (3.2% a 4.2%). Esto es porque el ajuste del presupuesto del gobierno lo hacemos en el gasto corriente, principalmente. De los 52 mil millones de pesos que estamos ajustando, alrededor de 18 mil millones se llevarán a cabo en programas y proyectos de inversión, y el resto en corriente. Estimamos un impacto marginal.

¿Y para 2016? Porque todo apunta a que la revisión presupuestal para ese año será más profunda.

—La estimación de 2016 ya la daremos a conocer en los Precriterios de política económica.

¿Pero siguen considerando que el gasto es un motor?

Sin duda es un motor. No es el único, pero es un aspecto importante, y el objetivo es orientar los recursos a estos proyectos de inversión que generen la mayor rentabilidad social y económica del país.

jram

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