Donald Trump, tomó posesión de la presidencia de los Estados Unidos, y con ello ,la tensión en la industria automotriz mexicana se agudiza. 
Según analistas automotrices, como  César Roy, explican que la industria en México solo tiene dos caminos ante este  momento de hostilidad: hacer caso a las amenazas o pasarlas por alto para dejarse regir por los principios que dicta el Tratado de Libre Comercio y el Mercado Mundial de Comercio (OMC).
Roy,  recomienda que a corto plazo México debe establecer una política industrial con un plan “B” en el caso de que Trump siga tomando dicha actitud hacia nuestra economía.

“Ante la conducta hostil de Trump, veo que México está tomando una posición reactiva, es decir, reacciona después de lo que el señor anuncia. México tiene que adelantarse a este escenario, saber qué hacer.   De lo único que nos damos cuenta hoy, es que el gobierno Federal no está haciendo su tarea”, subrayó.

Según el analista, hay otras formas para que la industria automotriz mexicana continúe creciendo, como dejar de depender casi totalmente del vecino del Norte, que, a ojos de Roy,  es un grave error,  pues  el 77% de las exportaciones de autos en México se destinan a Estados Unidos, de acuerdo a cifras de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA). Dejando a Canadá y Alemania como el segundo y tercer socio respectivamente.  “Debemos recordar  que se tienen más de 40 tratados internacionales, a los cuales   se les podría dar más prioridad”.

Roy agrega que se tiene que  hacer una política industrial más agresiva en América Latina,  con más acercamiento a países de Centroamérica, Europa e incluso, abrir el mercado completamente a China.

“Los países latinoamericanos representamos un mercado de más de 350 millones de consumidores, por lo que estamos hablando de Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia, Perú, Colombia que están creciendo. Es decir, hay que abrirse a otros mercados y buscar otros clientes potenciales”, advirtió.

Roy también da una visión de lo que pasa en el caso de la AMDA y de la AMIA, instituciones que se han centrado en minimizar el efecto causado por el hoy presidente Donald Trump, porque dicen que solo es una especulación y que únicamente hay que esperar a ver lo que sucede.

Pero el analista no está de acuerdo al plantear que la inversión de Ford ya se fue  y que General Motors movió la producción en México  de ejes para sus pick ups  a Estados Unidos como consecuencia de sus  amenazas.

“Creo que enero no va a marcar hacia dónde va la industria, pero es obvio y racional pensar que hay una enorme preocupación del consumidor hacia dónde van los precios de los coches. Todo esto sí va a afectar las ventas, el consumidor en vez de comprar su auto nuevo se va a quedar con el que ya tiene y lo que va a buscar es que haya mejor servicio”, dijo.

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