La joya que está a punto de ver se publicó en el segundo semestre de 1925, en las páginas de El Universal Ilustrado, revista que por primera vez mostraba a sus seguidores el “Número del Automóvil”. Así comenzó a escribirse la historia sobre lo que acontecía en aquellos tiempos acerca del sector.

A pesar de que el Gran Diario de México guarda en su hemeroteca algunos números de años anteriores, que registran una sección alusiva al tema, se puede presumir que esta edición se trata del primer especial dedicado a la industria, como justifica el siguiente artículo titulado: ¿Por quién y en qué tiempo se trajo el primer coche?

En el texto no se menciona el nombre del autor, pero para quien se tomó la delicadeza de redactar cada línea, era de suma importancia, argumentar por qué era necesario contar a sus lectores sobre el autor intelectual que introdujo al país el vehículo de cuatro ruedas.

Claro, era el inicio de una aventura editorial, así que sus creadores consideraron relevante explicar semejante acontecimiento, como bien se puede leer en el siguiente párrafo que se extrajo de este tesororio:

“Pero El Universal Ilustrado, al dedicar esta edición al Automóvil, tenía por fuerza que proporcionar a sus lectores, entre la cuantiosa información relativa al desarrollo de la industria automovilística en México, el dato suyo importante y curioso, de la época en que vino el primer automóvil a México, y quién fue el que lo trajo”.

Va el dato

De acuerdo a la crónica que aparece entre las líneas, un tal norteamericano que respondía al nombre de William Rex llegó a México, en 1895. El motivo fue para presentar una casa de automóviles que se movían con gasolina, la cual se ubicaba en la esquina de la calle San Diego y la Avenida Juárez.

Fue este hombre quien volteó de cabeza a los curiosos, quienes al ver correr el primer automóvil que trajo a México, sin estilo alguno, exclamaban con voces alarmantes: “¡Hay viene el diablo! “¡Hay viene el diablo!

“Y fue un día, del año de 1895, en que un numeroso grupo de pelados y muchachos bullangueros, se lanzaron dando gritos, en son de novedad, tras de un imprevisto carro que de la noche a la mañana apareció bufando y corriendo sin caballos por las calles tranquilas de la capital”, narraba.

Como una corta línea del tiempo, en el texto se cita el año 1900, cuando un señor de familia pudiente, de nombre Ignacio de la Torre y Mier, mandó traer desde Inglaterra uno de los primero autos eléctricos que pisaba tierra azteca.

Posteriormente el que fuera presidente de la República Mexicana en aquel tiempo, el General Porfirio Díaz, también pidió un carro-automóvil, pero a Francia. Contagiado por tal novedad, el torero Vicente Segura se compró una lujosa pieza que terminó por estampar contra una pared, que no trascendió más que golpes considerables.

Estas son solo algunas de las curiosidades que destaca el escrito y que seguramente ilustró al actual lector del Suplemento Autopistas, que este 2016 se suma a los festejos de los 100 años de El Universal.

DATOS

De acuerdo al material impreso de El Universal Ilustrado

40 mil autos se registraron en México durante 1925

10 mil carros se mantuvieron presentes en 1910

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