El 22 de julio de 1894, entre las localidades francesas de París y Rouen, se llevó a cabo la primera carrera de la historia. Un total de 21 pilotos se colocaron en la parrilla de salida en una justa convocada por el diario Le Petit Journal. El ganador de aquella prueba de 126 km fue el Marqués de Dion y su mecánico, George Bouton, quienes ganaron con su motor a vapor, a pesar de que la mayoría de los vehículos  funcionaban con gasolina. La velocidad promedio fue de 20 km/h.

Así, Francia se convirtió en el principal promotor de este tipo de carreras al organizar el primer campeonato internacional: la Copa Gordon Bennett, y el primer Gran Premio en 1906, entre Le Mans, La Ferté-Bernard y Saint Calais, cuando empezaban a aparecer reconocidas marcas como Renault, Fiat o Mercedes-Benz.

Posteriormente, el 12 de febrero de 1908, se realizó la primera carrera internacional de Nueva York a París, donde el norteamericano Thomas “Flyer” fue el ganador, tras llegar a la meta el 30 de julio recorriendo 21 mil 470 kilómetros.

Poco después, Norteamérica se convertiría en potencia, cuando en 1909 se construyó el mítico circuito de Indianápolis, de 4 mil 23 metros de largo. Con el tiempo, las carreras se volvieron más profesionales gracias al desarrollo técnico de los autos y la mayor capacitación de los pilotos.

De esta evolución se crearon las 24 horas de Le Mans, en 1923, y en 1950 el campeonato mundial de Fórmula 1. Legendarias marcas como Ferrari, Renault y Mercedes-Benz, y pilotos como Juan Manuel Fangio,  Ayrton Senna, Michael Schumacher, Lewis Hamilton, entre otros, han contribuido al auge del automovilismo deprtivo.

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