CHICAGO, Illinois.— En la sociedad híperinformada de hoy es fácil sucumbir al escándalo diario del cual nadie se acordará mañana. Cabe preguntarse, ¿qué pasa con los temas importantes y las políticas que determinarán nuestro futuro? Con la cercanía de un nuevo año propongo varios temas a ser considerados, ponderando que el 2018 será año electoral en México y EU.

Es un hecho que las siguientes industrias transformarán la economía mundial y los mercados laborales, por lo que sería bueno subirse al barco y llevarse un pedazo del pastel.

La electrificación de la transportación es inminente. Virtualmente, todas las armadoras de automóviles han anunciado que dejarán de producir vehículos de combustión en las próximas décadas. Países como Inglaterra y Francia prohibirán la venta de vehículos que usen combustibles fósiles para el 2040. Mientras que China —el mercado automotriz más grande del mundo— estudia implementar una política similar al tiempo que producirá 7 millones de autos eléctricos e híbridos en el 2025.

China con todo y su sistema de gobierno, que limita las libertades y aspiraciones del espíritu humano, se posiciona como el líder en la industria robótica, semiconductores y vehículos eléctricos. Estos avances le darán no sólo ventajas tecnológicas sino económico-políticas.

Debido a la traición de la administración de Trump con México, nuestro país pasará tiempos difíciles mientras el hombre anaranjado esté en la Casa Blanca. No obstante, también ofrece la oportunidad de abrirse a nuevas estrategias, mercados y oportunidades.

Trump no cree en las tecnologías del futuro y está conforme con regresar EU al siglo XIX, como la extracción de carbón para generar electricidad: nada le importan las nocivas emisiones o que los mineros vivan hasta 14 años menos por las condiciones en las que laboran.

Por ello, en lugar de lamentarse cuando la revolución tecnológica nos alcance, hay que demandar a nuestros líderes políticas que incentiven la industria y las inversiones necesarias.

De la mano de la electrificación del transporte llegan los vehículos autónomos. Esta industria dejará sin empleo a millones de personas que trabajan detrás del volante. “La economía de compartir” (encarnada en Uber y Airbnb) permitirá que los vehículos pasen más tiempo en las carreteras sin un conductor, aliviando, dicen los expertos, las congestiones viales al tiempo que mejora la seguridad en los caminos.

Los vehículos autónomos serán una realidad en un puñado de años. Las ventajas que ofrecen son demasiadas para que se detenga su avance. Por ello, México está aún a tiempo de invertir en los sistemas logísticos, cómputo y software que los habiliten. Y exportar estos avances a América Latina, sólo como primer paso y oportunidad de negocios.

Finalmente, sin energía no se mueve la rueda. México tiene oportunidades únicas para convertirse en una potencia en la producción solar de electricidad. No sólo el crecimiento demográfico demandará más energía sino las dramáticas transformaciones en la industria.

Los líderes de mañana no deben perder tiempo excavando agujeros en busca del petróleo que pronto será arcaico, y ni hablar de construir la maquinaria que refine el energético contaminante. El rumbo responsable es impulsar la construcción de plantas solares y centros de almacenamiento de energía. Dos asignaturas que todo aspirante presidencial debe considerar.

El 2018 puede ser el año en que México alcance nuevas alturas, pero para ello debemos exigir a nuestros líderes fijar la mirada hacia el futuro y nuestra gente hará el resto.

Periodista

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