Zelda Perkins acusó al famoso productor de Hollywood, Harvey Weinstein, por haberla acosado sexualmente en varias ocasiones cuando trabajaba como su asistente. Durante mucho tiempo, había guardado silencio porque firmó un Acuerdo de Confidencialidad en el que Weinstein le pagó una considerable suma de dinero por quedarse callada. Sin embargo, cuando Perkins se enteró que no era la única víctima, decidió romper el acuerdo y denunciar públicamente al productor. Muchas mujeres sacaron a la luz su historia.

El caso de Harvey Weinstein no es el único, no está aislado y no es exclusivo del ambiente de Hollywood. Lamentablemente, es muy común que las mujeres sean víctimas de acoso sexual por parte de un hombre en una posición de poder. Esto es un secreto a voces y la mayoría de las veces permanece impune. Es un problema sistémico que requiere un esfuerzo conjunto en el ámbito público y privado para cambiar una cultura que acepta y normaliza el acoso sexual. Las mujeres no deben recibir amenazas, ser presionadas, poner su carrera profesional en juego, sentirse culpables, tener miedo a levantar la voz o aceptar esta situación porque no tienen otra opción.

El escándalo de Harvey Weinstein desató la reactivación de un movimiento en las redes sociales en contra del acoso sexual. El objetivo de #metoo/#yotambién es evidenciar la magnitud del problema y la enorme cantidad de mujeres que han sido víctimas en algún momento de su vida de agresión sexual. No deben ser famosos quienes denuncien para que este delito se persiga y se castigue. Asimismo, debemos ir más allá que una campaña en redes sociales con resultados perturbadores. Un hashtag contribuye a crear consciencia acerca de un problema alarmante, pero no es suficiente. Tienen que existir los mecanismos legales para que las mujeres sean escuchadas y puedan acudir a la ley cuando se enfrenten a este tipo de situaciones, sin importar donde vivan o su nivel de ingresos. La justicia, sobre todo en estos casos, se debe impartir con una perspectiva de género que asegure la efectividad y la imparcialidad durante todo el proceso. El sistema legal debe proteger y respaldar a las mujeres. La ley debe estar al servicio de los ciudadanos, no del dinero y del poder. Desde cualquier perspectiva, el abuso de poder es un hecho abominable.

El acoso sexual es muy común, pero eso no quiere decir que sea normal, esté bien, deba ser silenciado o sea socialmente aceptado. #metoo/#yotambién es una invitación a no quedarse calladas, a denunciar, a no matizar este tipo de acciones y a exigir la protección de la ley. Es un espacio de apertura que nos recuerda a todas las mujeres que no estamos solas, que no es nuestra culpa y que podemos superarlo. La campaña comparte un mensaje muy significativo de solidaridad, empatía, fuerza e inconformidad. Ahora, el reto es darle continuidad al tema y colocarlo en la agenda como una prioridad. #yotambién me he enfrentado a este tipo de violencia y me uno desde mi trinchera a la causa. El primer paso para el empoderamiento es la aceptación. Hablemos del tema con valentía y denunciemos los hechos. Basta de escondernos y sentirnos culpables. Cada voz, es el sentir de todas las mujeres.

Fundadora de la Fundación Angélica Fuentes

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