Cada día resulta más evidente que las condiciones de austeridad republicana del gobierno de AMLO están generando una suerte de nueva precariedad laboral, sobre todo en el sector público. De forma cotidiana se escuchan historias de despido, falta de normas, violaciones a la ley, ausencia de una política rectora y un abanico de arbitrariedades que se cometen en todas las dependencias, porque en cada una hay criterios y operativos diferentes.

La precariedad viene de lejos y este gobierno en lugar de arreglar el problema, que hubiera implicado establecer una política con criterios finos y singulares, es decir, una operación de alta ingeniería laboral para cuidar y proteger a los y las trabajadoras, lo que hizo fue usar instrumental pesado, una tijera de jardinería que se llevó lo bueno y lo indispensable, junto con lo que era necesario cortar, como las aviadurías y los privilegios. La historia de miles y miles de empleados del sector público se ha escrito en múltiples etapas porque desde hace muchos años la Secretaría de Hacienda con los recortes de plazas ha creado un mundo infernal: convirtió a trabajadores que hacen labores permanentes y sustantivas en las instituciones en empleados por honorarios, y hoy en día después de trabajar 15 o hasta 20 años siguen contratados como personal de honorarios. Una gran simulación. Ahora esas personas están peligro de quedarse sin trabajo, cuando en realidad su contribución es indispensables para el funcionamiento institucional. Tan grave es lo que hizo Hacienda en los sexenios anteriores que violentó los más elementales derechos laborales y obligó a las dependencias a instrumentar estas aberraciones.

El despido es una situación muy dolorosa que afecta a las personas de manera vital y lo menos que se puede pedir es que haya cuidado y una buena regulación por parte del gobierno. Lo que se ha visto con este gobierno es que la tijera de jardinería hace daño, no hay una buena política de información, no existen prioridades para proteger a los más vulnerables. Se ha dejado al criterio de las dependencias y, en muchos casos, hay abuso y violaciones a la legalidad y a los derechos humanos, porque el trámite queda en manos de abogados tramposos. El sector público se ubica de forma mayoritaria en el Apartado B de la ley y en este ámbito la burocracia está desprotegida, a diferencia del Apartado A, que tiene mecanismos de protección del trabajo y los regula la Secretaría del Trabajo. La dependencia que se encarga de la burocracia es la Secretaría de Gobernación y por lo que se ve no ha hecho su chamba para amortiguar esta situación. Ha sido candil de la calle, ayuda y protege a migrantes centroamericanos, lo cual está muy bien, pero con los burócratas despedidos y precarizados, nada. El esquema de la burocracia federal es muy atrasado y tiene una construcción muy corporativa.

Un gobierno de izquierda, que se supone debe proteger a los trabajadores, está cometiendo graves faltas. Hay casos del personal llamado “mandos medios” que tiene un nivel salarial muy bajo y ya le han cortado el seguro de gastos médicos mayores y no podrán contratarlo por su cuenta. Los tratan igual que a la burocracia dorada que tiene salarios muy altos, muchas prestaciones y privilegios y, por supuesto, están en una condición muy diferente.

Se necesita detener esta precariedad, revisar caso por caso, regularizar a los irregulares, como el personal de honorarios que tiene muchos años de antigüedad, sin ninguna prestación. En los regímenes de bienestar hay seguro de salud universal, seguro de desempleo y mecanismos de capacitación para volver a conseguir empleo. En suma, una cosa es cortar privilegios de la alta burocracia y otra muy diferente es aumentar la precariedad de los grupos más débiles del sector público, los que están contratados por honorarios, sin seguridad social, ni estabilidad en el empleo. Se deben revisar las restricciones a mandos medios que tienen bajos salarios y les quitan lo poco que les daba un respiro, como el seguro de gastos médicos. Es la nueva precariedad laboral de la 4T.

Un gobierno también se mide y se caracteriza por la forma en la que trata el despido. Urge una revisión a fondo del problema…

Investigador del CIESAS. @AzizNassif

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